Aplausos y risas infantiles no se dejaron de escuchar la mañana de ayer en la Sala Alternativa de Fundación Juan Carmona del diario EL IMPULSO, donde el narrador oral Romer Peña, también miembro de la Unión de Narradores Orales y Escénicos de Venezuela (Unoes), presentó su montaje Cuenta conmigo, especial para los niños en su día.
Padres y abuelos acompañaron esa mañana a los más pequeños de la casa quienes, cautivados por la presentación del también recreador, participaron en la presentación y formaron parte de las historias.
La mañana de cuentos infantiles inició, como todo buen show, con una ola de aplausos muy peculiares.
Los presentes conocieron junto a Romer el sinfín de particulares aplausos que existen. Entre ellos el fuerte, de la caraota, el del chivo y la vaca.
Luego de una divertida introducción el artista inició su ronda de cuatro cuentos con los cuales hizo un llamado a los presentes a respetar y decir la verdad; una presentación cargada de valores.
Contaron junto a Romer
Cuenta conmigo es un espectáculo con gran fuerza no sólo en el ámbito oral, sino también en la recreación infantil. La intención del mismo es que pequeños y grandes se involucren en la narración de esta serie de cuentos, que si bien están impregnados de valores y enseñanzas, también abren una puerta a la imaginación de los adultos, quienes a su vez tienen participación en los mismos.
“Incluso los padres y abuelos dejan salir ese niño que llevan dentro. Cantan, sonríen, aplauden y juegan junto a los pequeños”, comentó el narrador oral quien este día inició su ciclo de cuentos con la historia Las estrellas, de su autoría e impregnada de matices personales.
Un cuento de lenguaje infantil en el cual se aprecia su afición por estos cuerpos de luz y la relación de los personajes, que existen o existieron en la vida de Romer.
Seguidamente el entusiasta narrador invitó a los pequeñines a comer frutas y vegetales con el cuento de una familia de cocodrilos vegetarianos que viven en el llano venezolano.
Una divertida historia que arrancó risas a los más pequeños, quienes también cantaron con el cuento de un conejo blanco que soñaba con que su pelaje fuese negro.
El respeto a las razas, las diferencias y el color de piel, también fueron valores tratados esta mañana en la cual los pequeñines debieron hacer uso de sus habilidades mentales para responder a las preguntas de Romer, recordar y participar en esta interactiva jornada cuentera especialmente dedicada a los niños en su día.
Para Romer la recreación resulta una herramienta vital en la narración infantil. “Así podemos mantenernos en sintonía y puedo pulsar a cada momento el termómetro. El niño también debe ser protagonista del cuento”.
El pequeño y el mar
Por petición del público el narrador les regaló un cuento más. Era la historia de un joven que vivía en la montaña junto a sus padres y abuelos. No conocía el mar, sólo lo imaginaba por historias de su abuelo, quien era el único integrante de la familia que lo había visitado.
Un día el pequeño de 13 años de edad salió en búsqueda de su sueño, conocer el mar, y tardó un mes en llegar hasta él, puesto que su viaje lo emprendió caminando.
En este conoció a una rana y una piedra que también deseaban ir hasta allá. Con ellas anduvo por semanas hasta sentir en sus pies la cálida arena.
Conoció hermosos peces, nadó y durmió sobre la arena. Par de días después quiso volver. Sus nuevos amigos se quedarían, pero él debía salir corriendo para contarle la historia a sus padres.
Ellos se alegraron al verlo, pero no le creyeron que una piedra y una rana pudiesen hablarle. Su abuelo sí creía en sus palabras.
Al contarle la historia Julio vio de nuevo, a través de los ojos de su abuelo, el mar y escuchó la brisa marina decirle que en los cuentos todo es posible.
“Señores, niños y abuelos nuestro cuento lo escribimos nosotros mismos, somos los dueños de nuestra vida, y en nuestra vida, en nuestro cuento, todo es posible, siempre y cuando no le hagamos daño a los demás”,
Pidió a los presentes ser portavoces de estos mensajes y contar los cuentos a otras personas para que los conozcan y crean que la fantasía se puede volver realidad.
Detrás de su sueño
Durante su presentación Romer invitó a los niños, de 1 hasta los 100 años de edad, a soñar y hacer de este una realidad.
“De niño soñaba con viajar, mi papá trabajaba en los aeropuertos, aunque no de piloto. Siempre soñé con montarme en los aviones”.
Pero Peña entendió que no estaba trabajando en su sueño. Comenzó a contar cuentos.
Un día narradores de otro país lo vieron e invitaron a compartir sus cuentos en su país.
Esa fue su primera vez a bordo de un avión.