Un maduro en la Corte Papal

En un reciente viaje del Presidente Nicolás Maduro al Vaticano para recibir la bendición del Santo Padre Francisco, este alegre viajero, evidenció oportunismo e improvisación, en una gestión diplomática de por sí pragmática.
Nicolás Maduro no tenía entre sus planes futuros una visita al nuevo Papa latinoamericano; pero la circunstancia que una delegación parlamentaria de oposición encabezada por el Diputado Edgar Zambrano, pudiera ser recibido por la alta jerarquía de la Iglesia Católica, hizo que el materialista ateo removiera sus fibras espirituales.
El parlamentario Edgar Zambrano viene desde hace tiempo, trabajando porque se apruebe una Ley que permita la liberación de los presos políticos y el regreso de los exiliados por razones estrictamente humanitarias, esfuerzo que no ha logrado conmover a los carceleros y represores del régimen rojito, pero si ha ido ampliando su radio de acción tanto nacional como internacionalmente, logrando romper la  presión que ejerce el autoritarismo militarista, contra individuos y jefes políticos que en determinado momento se han convertido en una piedra de tranca a los planes del sistema sovietizante de eternizarse en el poder.
La visita de la comitiva de la delegación venezolana a la ciudad eterna, se enmarca en la agenda de la primera gira de Maduro a Europa, fachada con lo que quiso tapar el desespero y la rabia, por la posibilidad que el diputado Edgar Zambrano y la comitiva parlamentaria, fuese recibida y hecho entrega de documentos contentivos del estado en que se encuentran  presos como los comisarios de la Metropolitana y los exiliados que viven pasando penurias.
El toque de la delegación oficial a las ciudades de París y Lisboa, mostraron a todas luces el desorden de unas relaciones exteriores marcadas por el oportunismo, y la carrera con que responden a cada una de las visitas llevadas a cabo por los emisarios de la MUD en suelo extranjero. Convenios fútiles, repetidos en muchos casos, ofreciendo pagar con petróleo barato, malbaratando una riqueza que es de todos los venezolanos, como señuelo debido a la inexistencia de una industria no petrolera esterilizada por el ensayo comunista de los hermanos Castro.
Este viaje a Roma será recordado como una peregrinación inútil, sin beneficios concretos para el país; en la hora de audiencia concedida por el Santo Padre, Nicolás Maduro trató temas como: las discusiones de Paz en Colombia realizadas en lLa Habana; la situación venezolana, y la exigencia de canonizar al doctor José Gregorio Hernández. No podía faltar en ocasiones como esta las pedidas de bendiciones a los acompañantes  del mandatario. La entrega de regalos consistentes en: afiche enmarcado en vidrio  del Bolívar Cromañón, una estatuilla de José Gregorio Hernández y hasta una estampita del fallecido Hugo Chávez. Con esto se cerró el capítulo de una visita surgida de la presión al Nuncio de su santidad en Caracas y a las gestiones del antiguo embajador Iván Rincón, quien voló a la ciudad de los césares , con el fin de que la modesta delegación de parlamentarios de oposición, no pudieran ser recibidos por el Papa o que los dejaran para el saludo dominical, con setenta mil personas reunidas en las columnas de la Basílica de San Pedro, como en efecto sucedió, oportunidad para que el antiguo Cardenal Jorge Bergoglio quien conoce la situación venezolana de primera mano, siga presionando a través de la Conferencia Episcopal sensatez y dialogo a un régimen con el sol a la espalda.