Una divertida y ocurrente pieza sobre los últimos acontecimientos del mundo moderno y el país protagonizaron las integrantes del Taller de Apreciación Artística dirigido por el actor y dramaturgo Roberto Valecillos. Hay un camino… para el amor se tituló el espectáculo que se realizó a sala llena la noche del jueves en la Sala Alternativa de la Fundación Juan Carmona del diario EL IMPULSO.
Buscadores de Tesoro auspició esta cita con el teatro. Es de mencionar que dicha institución, durante más de quince años ha dedicado sus estudios a la apreciación de las artes plásticas.
En ese transitar, encaminó sus inquietudes hacia otras expresiones artísticas, dando lugar al plan de actividades llamado Patio Interno, iniciativa que se cristalizó a través del teatro.
De esa manera, varias damas amantes de las artes escénicas aportaron su granito de arena para dar vida al performance de la Duquesa de Alba y de sus compañeras las Infantas, en consecuencia, surgió la idea de materializar la tragicomedia Hay un camino… para el amor, montaje que relata mediante la comedia, la farsa, la parodia, el entremés y el sainete criollo, las aventuras de la Duquesa de Alba, quien viaja hasta Venezuela en busca del amor.
Valiéndose del humor negro y de los múltiples sucesos que se suscitan en el país, el elenco de Buscadores de Tesoros compuesto por La Kattyra Cordero (Duquesa de Alba), María Gloria Díaz, Ida Palis Pilar González (infantas), Dafne Prado (Pepita), Laura Iribarren, Amparo Díaz, Isabel Delgado, Rosiris Valera (presentadoras), Rebeca Prado, Yackeline Leal, Zaida Castro, Dubraska Méndez (reporteras), hizo reír al público sin parar, arrancando aplausos reiteradamente. La historia que conjugó música, baile y todo un conjunto de bromas, frases y sarcasmos inicia con el cotilleo entre la Duquesa y las Infantas, quienes viven atentas de la vida amorosa de la Duquesa y de una carta que recibió de un sin número de pretendientes.
A lo largo de la charla relucen cualquier cantidad de chistosos comentarios y frivolidades. Una de las infantas por ejemplo dijo que prefería salir de su casa sin ropa interior antes que sin su teléfono inteligente.
Lo cierto es que las nobles damas terminan consultando al clarividente Agamenón, quien le asegura a la Duquesa que su amor está en Venezuela, razón por la cual se traslada a dicho país.
Mientras tanto, a Pepita, la señora de servicio de la Duquesa, le preocupa la forma en que las infantas quieren vivir a costa de la Duquesa. Cuando la quisquillosa Duquesa llega a Venezuela, específicamente a Aguadagrande, por un aparente invitación de Roland Carreño, se topa con varias mujeres, quienes, además de entregarle varios obsequios, le presentan uno a uno a los caballeros que aspiran una relación con ella. Hombres supuestamente honrados y poderosos, de apariencia algo despectiva, lo que no convence a la Duquesa.
Un DJ, un artista, un cocinero y hasta un chamarrero. Finalmente, luego de venir preparada para la escases, aprender a protestar con cacerolas, conocer el “estado Margarita” y promocionar un banco de leche materna, la Duquesa decidió quedarse en Venezuela para ser portada de la revista ¡Hola! y confiar en que sí existe un camino para el amor.
