Alma criolla y nuevo pacto de pueblo

-

- Publicidad -

Es a Platón a quien debemos que en la tradición de la filosofía política clásica se conciba que las ciudades tengan alma.

En su célebre obra titulada Las Leyes, explica que los cuerpos cívicos posean una textura moral, un entramado espiritual y psicológico que se manifiesta externamente en la justicia o injusticia de la convivencia humana. El alma cívica de los pueblos se encuentra, además, en una pugna permanente, en algo que podríamos llamar lucha interior. En el alma de las ciudades también hay, como en el alma de los hombres concretos, una lucha entre lo bueno y lo malo, entre lo justo y lo injusto, entre la luz y las tinieblas. Y cuando la ciudad no se vence a sí misma en ese combate la convivencia política se enferma, emerge la autocracia y gobiernan “los malos”, como diría el mismo Platón.

- Publicidad -

Es oportuno hablar del carácter espiritual de las ciudades porque llevamos catorce años sufriendo una anomalía que se ha enquistado en nuestra convivencia cívica: la autocracia marxista y militarista de la mal llamada revolución bolivariana. No se trata solamente de que en Venezuela un grupo de bandidos ha usurpado el poder y sojuzga a la población venezolana desde 1998. No se trata solamente de que el corazón de los más pobres, de las grandes masas sociales, hubiera sido conquistado para una estrecha relación afectiva con el régimen. Y tampoco se trata solamente de que la lucha por la libertad no ha estado siempre bien enfocada desde la oposición porque no se la ha hecho correlativa a la naturaleza totalitaria del socialismo del siglo XXI. Estas pueden ser verdades parciales, y de hecho lo son. Pero todas resultan insuficientes para dar cuenta el deterioro moral en el que estamos inmersos. Lo que nos ocurre, en cambio, lo que origina el problema en su radicalidad, es que nuestra alma de pueblo está enferma, que nuestro espíritu cívico cedió a la patología de la injusticia y de la autocracia, y que el alma de Venezuela no se ha vencido a sí misma en la lucha entre el bien y el mal. Por eso hoy campea silvestremente entre nosotros un régimen totalitario, un gobierno de los malos.

En virtud de lo anterior, y para sanar el alma política de Venezuela, es necesario que seamos capaces de construir un nuevo pacto de pueblo en torno a la justicia. Aunque sea políticamente incorrecto porque la tergiversación de la historia por parte del régimen y el complejo del país democrático apuntan en otra dirección, necesitamos un nuevo pacto de Puntofijo. Pero un pacto así, un nuevo consenso de convivencia que sirva de antídoto a cualquier enfermedad común y que sea el quicio del nuevo orden de auténtica libertad política en esta tierra, solo es posible si nos convencemos de que el más importante deber de pueblo de nuestra generación es ganarle a Venezuela una nueva República civil y si terminamos de asumir la naturaleza totalitaria de un régimen con el cual es sencillamente imposible convivir porque representa la más perversa y dañina patología cívica que hemos sufrido en nuestra historia independiente.

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -
Artículo anterior
Artículo siguiente

Más leido hoy

Realmente, ¿ha perdido valor el dólar? #15Nov

El presidente del Colegio de Economistas del estado Lara, doctor Joaquín Añez, ha desmentido las recientes afirmaciones sobre una pérdida del 82,8% del valor...
- Publicidad -

Debes leer

Cárcel

Dos españoles entre los presos políticos excarcelados #17Nov

El Consulado de España en Caracas informó que dos ciudadanos de nacionalidad española, presos políticos en Venezuela, fueron excarcelados "de manera condicional"
- Publicidad -
- Publicidad -