El atacante Gustavo Páez decidió cortar su seguidilla de años en el fútbol del extranjero y regresar a Venezuela para demostrar su talento y ayudar al Deportivo Lara en su propósito de pelear los primeros lugares en el venidero campeonato de primera división.
Sobrino del reputado entrenador Richard Páez, el jugador de 23 años estuvo dos años en Eslovenia y otro par en el Mallorca español, aunque nunca llegó a estar con el equipo de primera división en partidos oficiales, pero sí en un juego amistoso contra Hamburgo en agosto del año pasado.
Ahora quiere mostrarse en el balompié nacional y “demostrar todo lo que se ha aprendido” en el tiempo que estuvo fuera.
“Desde hace algunos años estaba con ganas de venir a Venezuela y tal vez ahora es el momento para hacerlo. Al fútbol venezolano se le nota un crecimiento enorme y hay una nivel de competitividad en clubes muy importante, al punto de que por lo menos la mitad son muy competitivos”, señaló Páez tras su primer entrenamiento con la oncena rojinegra en el Aquilino Juares de Cabudare y en el que lució bien al anotar un gol y dar una asistencia en un interescuadras con los que no participaron en el amistoso contra Mineros.
Páez eligió al Deportivo Lara porque “sé que es un equipo que va a estar luchando en las primeras posiciones”, además de que Barquisimeto es una ciudad especial toda vez que “es mi segunda casa, porque aquí está toda mi familia por parte de mamá”.
El atacante, que está en la capital crepuscular desde hace días y a la espera de arreglar el tema contractual -no ha firmado todavía- presenció el amistoso del elenco larense con el cuadro guayanés (dirigido por su tío) y dijo haber quedado con un buen sabor de boca, más allá del resultado final que fue un 1-2 en contra.