Muchas personas viven en un sufrimiento continuo, “duermen con su peor enemigo”, ellas mismas.
Esto sucede cuando no me quiero, me rechazo a mí mismo(a), me siento mal con todo lo que hago, digo, siento… No me gusta mi cuerpo, me siento desfavorecido(a)… Me odio a mí mismo.
Desde nuestra más tierna infancia, hemos recibido de nuestros progenitores o personas que los sustituyeron, un trato, una valoración, un reconocimiento, unos afectos….Y éstos fueron el origen de todo.
Si, desde el nacimiento, me trataron con AMOR, AFECTO, VALORACIÓN, RECONOCIMIENTO, PROTECCIÓN Y SEGURIDAD, todo esto queda dentro de la persona adulta que seré más tarde, aportándome una adecuada AUTOESTIMA, AMOR, RECONOCIMIENTO Y VALORACIÓN, es decir, me sentiré satisfecho con quien soy o con quien me dijeron que era y yo me creí a pies juntillas.
Si por el contrario, por circunstancias, desde la infancia no he recibido AMOR ni VALORACIÓN suficiente, creceré sintiéndome no querido, y por tanto no válido; No me gustaré, soñaré con ser de otra forma distinta a como soy, y arrastraré la insatisfacción personal y el dolor de un sentimiento destructivo, EL ODIO.
En la mayor parte de las ocasiones, nuestros padres nos quisieron y procuraron darnos lo mejor que supieron y tuvieron. Posiblemente, las circunstancias fueron adversas y eso influyó en la forma y las posibilidades de crianza.
Cuando ya no dependo de los demás, puedo empezar a mirar hacia mí mismo(a), buscando el AMOR, RECONOCIMIENTO Y VALORACIÓN tan anhelado dentro de mí.
Para ello, tengo que ACEPTARME, tal como soy.
Empecemos haciendo un ejercicio de RECONOCIMIENTO Y VALORACIÓN de mis valías, que seguro las tengo, y con ello, mis logros y éxitos.
Y como parte de ésta Aceptación, también reconozco mis debilidades, defectos e incluso errores, los ACEPTO también; Todas las personas los tenemos.
Aunque en este caso, me propongo aprender de ellos, para cambiarlos, transformarlos en positivo, e incluso mantenerlos, si no es posible modificarlos, sin que éstos representen quien soy, ni sean los causantes de mi rechazo.
Y poco a poco, aumentaré mi AUTO-ESTIMA, reconociéndome como una persona única, valiosa y merecedora de una vida plena y feliz, en la mejor compañía, de nuestro DIOS y uno mismo(a).