Desde muy joven se interesó por el desarrollo de un país en crecimiento, con el apogeo de la empresa petrolera y rodeado de extranjeros que le dejaron grandes enseñanzas. Llegó a un Barquisimeto pueblerino, que ayudó a construir desde Enelbar con gran perseverancia y se quedó hasta la actualidad trabajando sin descanso como una de sus grandes pasiones, siendo precursor de diversas organizaciones que ayudaron a hacer de la ciudad crepuscular la tierra que hoy conocemos.
Nacido en Charallave, pero criado en Maracaibo, Felix Otamendi Osorio proviene de una familia emprendedora. Su educación comenzó en las instituciones católicas de la metrópolis marabina en el Colegio El Pilar y luego los Hermanos Maristas.
Posteriormente se encargó de estudiar humanidades en el Liceo Baralt, donde descubrió en su juventud la pintura y los libros.
En la Universidad del Zulia, se formó como profesional del derecho y muy joven comenzó a formar parte de Enelven, con cargos que lo ayudaron a conocer más allá de la gerencia, el contacto con la gente, los trabajadores y los usuarios del servicio eléctrico.
Crepuscular
Se define como un “cosmopolita”, que ha trabajado con una intensa pasión todos los proyectos de los cuales ha formado parte, entre ellos la fundación de Imaubar, la consolidación del equipo de beisbol profesional e ícono de la región larense, el Cardenales de Lara, así como también el Grupo Jirahara, obligaciones que compartía con su buen gusto por la música y la cocina, esta última aprendida por su cuenta entre libros especializados y prácticas hogareñas, con amigos y vivencias.
De la vida de Otamendi valdría la pena escribir un libro o dos, su vasta experiencia en las diferentes áreas en las cuales se desarrolló son ejemplo para muchos, sobre todo aquellas hechas por la ciudad y su gente.
“Supe entender la idiosincrasia larense, soy un cosmopolita con un corazoncito tuyero, con la sangre campesina y trabajador. Barquisimeto ha sido mi hogar y me enorgullece ser representante de estas tierras en todo el país”
“Barquisimeto era una gran pulpería, sofisticada y elevada. Se conseguía todo, el comercio era abundante. Las familias eran muy cerradas y constituíamos motivo de shock social”, destacó entre risas.
Tanto ama el estado Lara y su gente, que ha destacado su gastronomía, cultura y gentilicio por todo el territorio nacional. Libros de cocina, poesías y trabajos, los ha dedicado enteros a esta tierra.
Apasionado incansable
Siempre fue muy independiente, combinó sus estudios de derecho con sus aprendizajes en la Escuela de Artes Julio Álamo de Maracaibo, donde se graduó en arte puro. También dio clases de historia y geografía universal en la Escuela Normal.
A los 19 años la universidad le publicó un libro de poesía, una mezcla entre surrealismo francés de la poesía, y así fue desarrollando sus diversas pasiones en paralelo con su formación académica.
Acostumbrado a la actividad inagotable de la metrópolis marabina, tuvo que adaptarse al estilo apacible de Baquisimeto, a donde trajo sus experiencias y ayudó al crecimiento de la ciudad.
Con el apoyo de amigos y conocidos que encontró en su camino, logró muchos sueños, algunos que llegaron por casualidad, otros por su búsqueda personal, pero siempre los acogió con gran responsabilidad.
Luego de dejar un legado importante dentro de la gerencia, consultor jurídico y relaciones públicas de Enelbar, fue invitado a crear el Instituto Municipal de Aseo Urbano (Imaubar) y su empeño de querer servir a la ciudad lo impulsó a reorganizar el ambiente citadino, con la proyección de un sistema de limpieza, con tarifarios y disposición de basura óptimo.
“Yo llego a Imaubar luego de una muy buena gestión en Enelbar, con el objetivo de organizar una ciudad que estaba en un completo desastre. Logramos muchas metas, entre ellas establecer un control en los recorridos de limpieza, tarifarios, patrullas, barredoras y un proyecto de edificio sede en la zona industrial”.
Su primera gran pelea en la institución fue con los operadores, quienes se resistían al cambio y a la organización.
Así mismo, formó parte de la directiva de los Cardenales de Lara en los años ‘60, sirviendo como gerente del equipo y a veces hasta de traductor de los jugadores extrajeros frente a la junta por 12 años.
“Ayudamos a consolidar al Cardenales, sin ningún tipo de experiencia en manejar un equipo de beisbol. Mi oficina de Enelbar se convirtió en el sitio de reuniones del equipo y en mi casa tuve a peloteros y managers. El único que hablaba inglés era yo, y me convertí en el traductor de todos, mediador y negociador”.
Además incursionó en la política, como candidato a la Gobernación de Lara y en el parlamento nacional, donde aprendió las vicisitudes del oficio.
Siempre Jirahara
Otamendi relató cómo fue la fundación de una institución que ha servido de punto de encuentro para diversos sectores de la sociedad civil. El Grupo Jirahara nació en Barquisimeto a finales de los años 80 como una respuesta de un grupo de criollos interesados en entender mejor, y desde una óptica regional, la Venezuela democrática. Desde entonces, se celebra cada año, una edición de estos seminarios todos bajo el rigor de una agenda de intenso trabajo, diseñada para mostrar y conocer con detenimiento asuntos que han sido y que son cruciales en la vida de nuestro país.
“Soy un voluntario y muchos han confiado en mí, pero no hay secretario, ni comité de seguimiento, ni redactores de acuerdos. Lo que perseguimos no es presionar a nadie, lo que buscamos es suministrar toda la información, los datos básicos o fundamentales para que cada cual se forme una opinión y cada uno es libre de tomar su decisión y si está suficientemente robustecido con las informaciones recibidas tome las decisiones que le convengan, teniendo en cuenta su sentimiento como venezolano”.
Anualmente se reúne a un grupo de personas a debatir temas de interés y relevancia en el ámbito nacional, para que sirvan de multiplicadores de las conclusiones y soluciones que se obtengan de los debates.
“Somos unos venezolanos preocupados por el país y cada uno hará su propio balance. Con nuestras reuniones estamos demostrando que sí existe madurez cívica y que nos podemos reunir gente tan disímil como el general Raúl Salazar, exministro de la Defensa, o el legendario Douglas Bravo, para demostrar que es posible el diálogo, es posible la armonía y es posible identificar valores y objetivos comunes a toda nuestra sociedad”.
Hace ya 25 años se mantiene el Grupo Jirahara, como un pilar importante dentro de la sociedad venezolana. No hay nada parecido a esta reunión anual que para el 2013 rompió record de asistencia.
Ansioso de cambios
“La verdad me siento medianamente realizado, me faltan cosas por hacer. Es el momento de asumir responsabilidades para trabajar por el bienestar de todos, sin tener que ver con la política. Quiero trabajar por mi país”.
Indicó que, con mucho pesar, ve a una Venezuela enferma. “Un país donde no existan instituciones, donde no haya el respeto mutuo, la necesidad de que compartamos objetivos comunes, no hay país que pueda surgir y progresar en esta situación”.
“Hay una juventud que está preparada y está asumiendo su rol en la sociedad. Todo es cuestión de darle tiempo al tiempo, y esperemos que no pase mucho de ese cambio para reescribir la historia”.
“Lo menos que podemos hacer por el futuro de nuestra familia, nietos e hijos es seguir echándole pichón a la vida”.
Twitter Foro
@OttoNavas
¿Qué aprendizaje le ha dejado su experiencia con el Grupo Jirahara?
– Hay una Venezuela que es posible, donde se practiquen las reglas de ciudadanía, donde me discipline a oir a quien tenga un criterio distinto al mío, y que todos estamos comprometidos y podemos sentarnos en una mesa a hablar y trabajar por la mejora del país el bien común.
@NacysPT
¿Cuál cree que es el futuro de la empresa privada en Venezuela?
– No hay país sin empresa privada y el gran estímulo para el desarrollo de una nación está comprobado que es la empresa privada, el gran motor de la economía. Es imposible que el Estado lo controle todo, pues no tiene dolientes. El interés personal sano es la retribución del esfuerzo empresarial.
@Piero_Delta55
¿Cuánto tiempo tomará la reconstrucción del país?
– Depende de los cambios que se generen. El primero y fundamental es el diálogo, el respeto y hacer valer las instituciones, pues si no no habrá confianza en el país y nadie invertirá.