El padre Omar Jiménez, de la parroquia San Nicolás de Bari de Sarare, junto con la comunidad preocupada por la creciente inseguridad, hicieron un alto en las tareas cotidianas para salir ayer a marchar Por la vida y por la paz.
Sin importar la raza, el color, la religión o el partido político, cada uno de los habitantes de la comunidad acudió con pancartas y expectativas para reclamar un mejor plan que garantice la convivencia pacífica.
Personas con pitos, maracas, carteles y hasta pintados como mimos participaron en esta manifestación de esperanza, durante la cual pidieron ser parte del Plan Patria Segura, como una posible solución para aumentar la seguridad y combatir los delitos que hace rato acabaron con su sueño de pueblo tranquilo.
Respeto y tolerancia
Alrededor de las 9:30 de la mañana ya el grupo estaba listo para iniciar su marcha.
Los cantos y las consignas llamando a la paz, el respeto, la tolerancia y el amor al prójimo. No hubo participación por parte de las autoridades de Sarare, sin embargo, acudieron en nombre del Municipio a expresar sus respetos y apoyo a las personas participantes en la actividad.
Sin patrullas
En la entidad deberían existir alrededor de cinco patrullas, pero sólo existen dos, una de ellas se encuentra en muy mal estado, lo cual deja en uso a una sola. Sin embargo los oficiales de policía tienden a usar motos particulares para ejecutar el patrullaje dentro de la zona.
A esta realidad se suma la poca cantidad de funcionarios encargados de mantener la seguridad dentro de la población. Sólo 84 hacen vida dentro del Municipio (y de manera rotativa) para poder auxiliar a un sector dividido en tres parroquias. Precisan, como mínimo, de 150 policías.
Los agentes buscan solución a esta carencia pidiendo apoyo a la Policía Militar (PM) y la Guardia Nacional Bolivariana. (GNB)
En Sarare las historias se multiplican con idéntico horror: desde tiroteos hasta homicidios sin causas. Asesinan a cualquiera sin importar quién sea, haga o profese. A esto se le suma el auge de los motorizados en la localidad.
Los vecinos se preocupan porque en muchos casos ignoran su procedencia. Si bien algunos están establecidos en Sarare, otros llegan de sectores aledaños como el estado Portuguesa o el municipio Palavecino.
En la actualidad los habitantes sienten temor a la hora de salir a la calle, no realizan con tranquilidad sus actividades diarias, no salen a disfrutar de los espacios públicos, los niños no pueden socializar en muchas ocasiones con vecinos o amigos por el temor de sus padres, y los jóvenes se sienten acorralados dentro de sus casas.
Esta clase de vida no es la que esperan poder dar a sus hijos los habitantes de Sarare, para ellos es importante el desarrollo de mejores políticas de seguridad y la implementación del Plan Patria Segura, pensando en las ganancias que pueden llegar a tener si se ejecutan procedimientos con el aval del Gobierno nacional.
Posición oficial
José Loyo, director general de la Alcaldía del municipio Simón Planas, se refirió al mínimo manejo de estadísticas sobre el incremento de la inseguridad y la considera como una de las razones por la cuales no califican en el estado Lara para la posible introducción en el Plan Patria Segura. Es decir, que sí son un municipio violento, aun cuando las cifras oficiales revelen otra realidad.
Fermín Marín, alcalde de Sarare, habló sobre la aplicación de algunas acciones dentro del municipio contra la delincuencia. Al respecto, han realizado dos mesas de trabajo donde participan concejales, miembros de la Iglesia, de los consejos comunales, policías y guardias nacionales. De igual manera dio a conocer que el día de hoy tendrá lugar una reunión donde el tema principal será la inseguridad.
La Iglesia activa
Los grupos pastorales de la Iglesia católica tuvieron activa participación con la presencia de niños y jóvenes, quienes se disfrazaron de mimos para expresar sin palabras su angustia por un drama que les impide llevar una vida normal.
Al concluir la marcha, desde una tarima cercana al templo parroquial, cada quien expresó su posición y reafirmó un sentimiento presente a lo largo de la mañana: el querer vivir más seguros.