En alarde de su inagotable memoria y con la imponente presencia que siempre ha caracterizado cada una de sus acciones a lo largo de medio siglo dentro del periodismo y el mundo de los deportes, Rubén Mijares dio un magistral cierre al primer Congreso Venezolano de Periodismo Deportivo realizado en el auditorio Ambrosio Oropeza de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA) en su homenaje.
Mijares fue precedido por intervenciones de Fernando Arreaza y Carlos Mauricio Ramírez, el primero con una fresca exposición acerca de las implicaciones de ejercer la narración y los comentarios en transmisiones de radio y televisión y el segundo con un ameno compartir al adentrarse en la actualidad del Twitter y el manejo de las redes sociales.
Si una jornada antes, habían causado impacto las intervenciones de Alfonso Saer, Carlos Alberto Hidalgo, Cristóbal Guerra, Francisco Blavia, Humberto Acosta e Ignacio Serrano, fue el ascenso de Mijares a la tarima principal el momento de mayor significación, acompañado por una ovación de pie en reconocimiento a su trayectoria.
Fiel a su costumbre, de verbo fácil, pausado y rico en el recuerdo fotográfico de hechos y personajes que moldearon su paso por el oficio, recordó sus inicios. “Cuando llegué a esto, los periodistas deportivos éramos unos toderos. De allí la presencia en tantos eventos de distintas disciplinas. No existía la especialización y en los periódicos no tenían disposición para ello”.
Contratado por unos alemanes tras ver un aviso en Últimas Noticias, entró en contacto con revistas extranjeras relacionadas con el deporte y de allí nació su preocupación por aprender el idioma inglés. “Los periodistas deportivos de la época comenzaron a verme en los eventos y comencé a conocer quiénes estaban en los medios. Creo que más que iniciarme en el periodismo, lo que hice fue encontrarme con el periodismo”.
Polifacético, de fuerte relación con deportes como el béisbol, el voleibol o el baloncesto, en distintos roles, acostumbrado a recorrer el mundo para estar en los grandes eventos, Mijares inició su carrera con una crónica sobre una final de baloncesto disputada en Valencia. “La inolvidable victoria de Carabobo sobre Aragua”, tuvo por título aquel texto cuyo origen fue la ausencia del periodista al que le correspondía escribirlo y el hábito de Mijares por llevar registro de los eventos a los que asistía.
Compartió vivencias como la casualidad de estar en Nueva York al momento de producirse la muerte de Robert F. Kennedy y cómo de transmitir juegos de béisbol pasó a ser por circunstancias “enviado especial” ante tal hecho.
Mostró trabajos como su entrevista a Jackie Robinson, relató sus conversaciones con Ted Williams y Hank Aaron y se paseó por sus distintas experiencias en El Nacional, La República y tantos otros medios, entre impresos y audiovisuales, incluido su efímero rol como Jefe de Deportes de EL IMPULSO en Barquisimeto y sus años junto a Alfonso Saer en el circuito de Cardenales de Lara.
“Yo siempre quise ayudar a la gente. Cuando la gente tiene interés, deseos, ganas, se logran las cosas y se aprende, sobre todo si son capaces de aceptar observaciones, críticas y que te rompan las cuartillas en la cara de vez en cuando”, reflexionó. Entre sus orgullos, se encuentra ser, junto a Humberto Acosta, los únicos periodistas de Deportes premiados como Periodista del Año en El Nacional desde la fundación de ese premio, a mediados de la década de los 40.
Sin embargo, su más importante logro es “haber tenido una carrera larga y el aprecio que todavía me demuestran muchos compañeros”. Ha sido justo el homenaje en un escenario pletórico de “antorchas en la oscuridad”, como le definía Cristóbal Guerra en la primera jornada.
Así como su camino comenzó con una nota “inolvidable”, se antoja del mismo adjetivo el legado de quien es, y siempre será, referencia obligada del buen periodismo deportivo y vigente ejemplo de compromiso y seriedad con la labor informativa.
