Mi mamá siempre estuvo atenta acerca de quiénes eran mis amigos. ¿De qué tipo de hogar venían?, ¿Cómo eran sus padres?, ¿Qué tipo de valores adoptaban?, ¿Cómo era su vocabulario? y por supuesto ¿Qué tan buena actitud tenían? Siempre me pareció tan exagerada cuando uno de mis amigos no le gustaba. Eran muchachos con los cuales jugaba y contaba chistes en la plaza, no eran mis socios, ni siquiera mis amigos íntimos, pero para ella con el solo hecho de estar cerca, su influencia afectaba de manera positiva o negativa mi vida. En ese momento me parecía muy extrema su posición, pero hoy que soy padre veo claramente el poder que tienen las relaciones en la vida de mis hijos, mientras ellos sólo ven el presente, yo puedo mirar unos cuantos años más adelante. Creo firmemente que Dios como padre también conoce el poder que ejercen las personas con las cuales me relaciono en mi vida.
¿En qué dirección vas?
Lo que hace que la amistad sea tan maravillosa es lo mismo que la hace tan peligrosa. Cuando estoy con un amigo bajo la guardia. Me vuelvo vulnerable, accedo fácilmente. Por ello no puedes olvidar este principio: Tus amigos pueden determinar la dirección y calidad de tu vida.
Cuando Dios quiere bendecir tu vida te conecta a personas por medio de las cuales te bendice, ese es su método; pero Satanás hace lo mismo cuando desea destruirte.
Cada vez que hablo sobre la influencia que ejercen las amistades en nuestras vidas, siempre hay alguien que se defiende diciendo: “Se pierde, quien se quiere perder.” Otros dicen “Los amigos no te desvían, la decisión de desviarte es tuya”, el asunto es que el primer paso en la elección de “perdernos” o de socavar nuestros valores está en la elección incorrecta de nuestros amigos.
Circunstancias y elecciones
Tú no pudiste elegir a tus padres, o el lugar donde naces o te crías durante tus años de infancia, eso no estaba en tu poder, es tu ambiente primario donde todo reposaba en la providencia y las circunstancias que te rodeaban, pero hay algo en lo cual sí puedes hacer, es elegir el tipo de ambiente del cual te rodearás. El ambiente que elegimos nosotros mismos para vivir, depende de la intencionalidad, no de lo circunstancial. Entonces si nuestro primer ambiente fue positivo y alentador, continuará ayudándonos en nuestro desarrollo; pero si fue negativo, distorsionado o nos creó dependencia, tenemos la oportunidad de aceptarlo o crear uno nuevo. Es como nacer de nuevo. El nuevo ambiente nos dará nuevos paradigmas y la oportunidad de desarrollar nuestro potencial. Debemos recordar la influencia y el poder del ambiente, este se compone de las relaciones que nos rodean e influyen.
No solo tenemos amigos a los cuales podemos tocar, también las redes sociales nos conectan con otros, pero también hay un amigo que debe estar en el primer lugar de la lista de tus mejores amigos: Jesús. Si alguien va a influir en mi vida deseo tener el mejor equipo a mi lado y quiero que ese equipo lo lidere Jesús, Él dice: “No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando… Ustedes ahora son mis amigos, porque les he contado todo lo que el Padre me dijo. (Juan 15:13-15 NTV)
La aceptación es un imán.
El rechazo es un repelente
Cuando somos aceptados nuestras vidas se tornan más abiertas y confiamos, pero ello nos lleva a bajar la guardia, por ello, no solo midas tus amistades en cuanto al nivel de aceptación que te den, sino por la dirección que llevan sus vidas, pues a la larga te arrastrarán a ello.
Cuando tu grupo no se está moviendo en la misma dirección en la que deseas llevar tu vida, quizá necesitas que lo consideres seriamente. Ellos están influyendo sobre ti. No te pido que salgas de tu trabajo o de tu equipo de fútbol, solo que debes ser muy intencional con los grupos a los cuales te incluyes. Con razón los hebreos dentro de sus lineamientos para ir a la batalla contemplaban el siguiente: “Después los jefes se dirigirán de nuevo al ejército y dirán: ‘Si alguno tiene miedo y le falta valor, que se vaya a su casa para que no acobarde también a sus compañeros.’Deuteronomio 20:8. Para un comandante era preferible tener un ejército de pocos hombres valientes y con una visión clara de la batalla, que uno numeroso lleno de cobardes que a su vez desanimaran a los demás. En un grupo o equipo hay varias cosas que no son contagiosas: talento, experiencia y temperamentos. Pero de algo puedes estar seguro: La actitud es contagiosa. Con razón el refrán: Dime con quién andas y te diré quién eres, yo lo personalizaría así: Dime la actitud de tus compañeros y te diré cómo es la tuya.
Las personas tienden a adoptar las actitudes de aquellos con quienes pasan tiempo.
Si ellos ríen, tú reirás, si ellos sueñan de seguro te inspirarán. Estas actitudes son contagiosas, sólo que, hay una cosa más contagiosa que una buena actitud esa es: una mala actitud. Lo cierto es que una actitud negativa es más lo que afecta y perjudica a quien la exhibe que lo que le ayuda. Pero no solo le afecta a él, sino a cuantos le rodean, a menos que estén allí para ayudarlo. El apóstol Pablo conocía de ese poder y por ello advierte sobre no autoengañarse pretendiendo que a ti no te afectarán las relaciones inadecuadas: “No se dejen engañar: “Las malas compañías corrompen el buen carácter.” (1Corintios 15:33)
Un necio es una persona que sabe la diferencia entre el bien y el mal pero que no le importa. Si te juntas con necios eventualmente vas a ser impactado por la conducta de ellos. Quizá me digas: “pero nunca voy a hacer lo que ellos están haciendo”, “nunca voy a pensar de la manera en la que ellos piensan”. Esa es la clase de autoengaño que más te afecta. Si quieres salir del alcoholismo, debes distanciarte de quienes están en esa dirección, quizá un día cuando estés lo suficientemente fuerte los puedas ayudar, pero ahora no. Y así en las distintas metas de tu vida.
Todos fluimos al mismo nivel de las personas con las cuales nos relacionamos. Nuestra actitud es contagiosa y la de aquellos que nos rodean también. Vincúlate con personas que saquen lo mejor de ti. Esfuérzate y Hazlo. Twitter: @reajose