5 de julio del 2013

Tuvimos un 5 de julio de colección. Un poco más y vamos a la guerra con los Estados Unidos. Tantas cosas juntas es increíble que puedan pasar en un país y que las reacciones no hagan llegar la sangre al río. El primer maltrecho fue el idioma. El Presidente de la Asamblea Nacional habló de soldados y soldadas. Maduro dijo que “la CIA personalmente” había ordenado lo ocurrido con el avión de Evo Morales en Europa.
Desde el ángulo de las relaciones internacionales el causante de todo lo sucedido al Presidente de Bolivia fue el que se presenta como Presidente de Venezuela. Sin que el propio espía Snowden estuviera pidiendo asilo en nuestro país se le ofreció, como una provocación a los Estados Unidos. Veintiún países le han negado asilo al norteamericano, entre los cuales figuran la propia Rusia, Brasil, Francia, India, Italia, Holanda, Noruega, Polonia y España.
Nada es inocente. Despertó sospecha en el viejo continente, la coincidencia del viaje de Maduro y Evo Morales a Rusia. Algunos países europeos que con Estados Unidos forman la OTAN, detalle inadvertido, actuaron precipitadamente en contra de las prerrogativas de los jefes de Estado. Pero el origen de todo está en una política exterior de Venezuela destemplada que este 5 de julio en boca de Maduro a mete en un mismo saco a toda la diplomacia europea calificándola de cómplice. No contento con lo ocurrido, Maduro en Los Próceres insistió en ofrecerle asilo a Snowden, sin consultarlo.
Todo lo que va ocurriendo en estos meses y a propósito de lo sucedido en Egipto nos hace preguntarnos: ¿Tiene un pueblo que soportar a un mandatario que ha perdido la legitimidad del poder o que ha nacido con ella cuestionada, aunque la legalidad pétrea establezca un período constitucional? Se sustituyó el derecho divino de los reyes, pero todavía hay gobernantes aferrados a defenderlo ya no en nombre de Dios, sino, alegando la Constitución y el período. Egipto con la sustitución de Mohamed  Mursi rompe esta creencia. En el país de los faraones se impuso la legitimidad por encima de la legalidad del poder.
En Venezuela políticos y periodistas siguen utilizando como sinónimos estos conceptos. Olvidan que hay una diferencia fundamental de momentos: el origen y el ejercicio. Un poder es legal si nace de acuerdo con las leyes. Esa cualidad no es un cheque en blanco. Puede tornarse en ilegal. La legitimidad de origen, por el cúmulo de promesas hechas al pueblo, se pierde, cuando el mandatario no produce lo que Bolívar llamaba “la mayor suma de felicidad posible”.
Este es un tema muy antiguo en las Ciencias Políticas. Desde los romanos, juristas, sociólogos y políticos han discutido estos conceptos. Santo Tomás de Aquino insistió en evaluar al gobernante por la legitimidad de ejercicio y desobedecerlo cuando se ha vuelto ilegitimo, resistirlo y derrocarlo. En Latinoamérica un gobierno que esté en manos de un loco, que venda la soberanía nacional, produzca pobreza en vez de desarrollo, donde el mandatario se crea insustituible, controle en su persona todos los poderes,   deje en ridículo la dignidad del país ante la comunidad internacional, , hay que sustituirlo.
Como apunta Max Weber, hay gobernantes que padecen la embriaguez de poder, son líderes agotados, el llamado golpe de Estado se justifica para la reconquista de la democracia. No se le puede decir a un pueblo que espere unos años para ser feliz, es ahora y no después y eso es lo ocurrido allá en el norte de África, en un país donde el pueblo es el que manda.
El 5 de julio del 2013 además, será recordado históricamente porque el saliente Ministro de la Defensa nos anunció que Chávez es el nuevo Libertador, porque a Cilia Flores que no se sabe si sigue de Procuradora se le dio un título de primera comandante y porque Jaua convirtió revueltas en revoluciones, cuando los politólogos sabemos que lo que caracteriza a estas es el cambio de estructuras, que en Venezuela solo las ha producido la gesta independentista.