“A los inventores y empresarios internos no se les recibe en ninguna parte con grandes honores, porque siempre están llevándose por delante todo lo convencional. Estamos tratando de hacer cosas distintas, cosas que la gente todavía no entiende bien, y nosotros mismos no estamos completamente seguros de entenderlas”. Gifford Pinchot
Si un empleado tiene una idea que puede reportar beneficios a la empresa, ese es el nuevo colaborador que deben desear las mismas.
¿Cuanto tiempo dedican en su trabajo las personas, a pensar en nuevos proyectos? Por ejemplo, los empleados de Google disponen del 20% de su jornada laboral para darle la vuelta a nuevas ideas que contribuyan a mejorar los servicios que presta su compañía.
Estos también llamados Intraemprendedores, son personas que explotan su talento e innovan con el apoyo de sus organizaciones.
Esta práctica es cada vez más común en muchos países, porque se han dado cuenta que permitir que sus empleados aprovechen su talento es una manera muy saludable de emprender, en la que todos salen ganando: las organizaciones aprovechan el potencial de su gente y estos logran un impulso para dar lo mejor de ellos mismos.
Juan Torrent, director de UOC Business School, define el perfil típico de la innovación empresarial como “una persona implicada con los objetivos y la cultura de la organización, que emprende nuevos proyectos de manera informal y aislada. Solo es cuestión de detectarlos, incentivarlos y dotarlos de estructura para innovar”. Torrent añade, que “contar con empleados comprometidos e innovadores es un lujo que las empresas no pueden perder”.
Por eso, las empresas deben tomar en serio este tema y buscar a consultores con experiencia en el mismo; pero el emprendedor que creo la organización o quien la este manejando en este momento, debe involucrarse de lleno y entender además de todo lo que señala Torrent, que no solo es detectarlos, sino también entrenarlos y escucharlos.
Muchas veces, son proyectos basados en ideas muy simples, que llevan a la empresa a un verdadero camino de innovación y de benéficos económicos tangibles y permananentes.
Pero el fomento del espíritu emprendedor en la empresa no solo se basa en colocar un buzón de sugerencias. Deben darse diversos factores para explotar todo el potencial. Por un lado, los empleados han de tener iniciativa y libertad para expresarse y por el otro, la compañía debe comprometerse.
En este sentido comenta Pablo Martin, responsable del área de emprendedores de la Universidad de Navarra, “Se requiere crear un entorno amigable con las nuevas ideas, una predisposición de búsqueda de mejora continua, invertir en recursos y confiar en la personas”
Definitivamente, se debe desarrollar un contexto de flexibilidad corporativa, en el que no se asfixie el talento con jefes autoritarios o estructuras jerárquicas pesadas.
Todo ello es difícil, pero no imposible.
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