Más de 50 manifestantes favorables a Mohamed Mursi, el presidente derrocado por un golpe de estado la semana pasada, murieron el lunes en El Cairo, víctimas de una «matanza», según los Hermanos Musulmanes, que llamaron a un «levantamiento» contra las nuevas autoridades.
Washington condenó la llamada a la violencia de la poderosa cofradía y pidió a los militares la «máxima contención», al tiempo que aseguró que no planea suspender su ayuda financiera al ejército, aunque Barack Obama había planteado esta posibilidad días atrás.
El presidente interino, Adli Mansur, ordenó la apertura de una investigación sobre estos hechos violentos que dejaron al menos 51 muertos y 435 heridos, según los servicios de emergencia, que no precisaron si se trataba exclusivamente de manifestantes islamistas.
El ejército egipcio llamó a los partidarios del derrocado presidente Mursi a poner fin a sus protestas y aseguró que no toleraría ninguna «amenaza a la seguridad nacional».
La mayor autoridad del islam sunita del país, el imán de Al Azhar, el jeque Al Tayeb, quien apoyó el golpe militar contra Mursi por parte del ejército, anunció por su parte que se retiraba hasta que no finalizaran los episodios violentos.
Pidió a las partes «asumir sus responsabilidades» para evitar que el país «se deslice hacia la guerra civil».
De madrugada, una multitud de partidarios del presidente caído rezaban ante los locales de la Guardia Republicana cuando «soldados» y «policías» abrieron fuego, informaron los Hermanos Musulmanes en un comunicado.
Varios manifestantes dijeron que se registraron tiroteos y disparos de gases lacrimógenos en circunstancias que siguen siendo confusas.
Otros testigos contaron que las fuerzas de seguridad dispararon al aire para dispersar a los manifestantes y que los disparos fueron hechos por «hombres de civil».
Las Fuerzas Armadas por su parte acusaron a «terroristas armados» de haber intentado atacar el cuartel general de la Guardia Republicana, dejando un saldo de un oficial muerto y varios soldados heridos, entre ellos seis en estado crítico, según un comunicado militar citado por el diario gubernamental Al Ahram.
Después de los incidentes, un fotógrafo de la AFP vio una veintena de cuerpos alineados en el suelo en una morgue de un hospital cercano.
El barrio donde ocurrieron los enfrentamientos, sobrevolado por helicópteros, estaba cercado por retenes de las fuerzas de seguridad.
La tensión en Egipto no ha cesado de aumentar desde el miércoles pasado, cuando las Fuerzas Armadas derrocaron y detuvieron a Mursi.
Los enfrentamientos entre manifestantes favorables y opositores a Mursi causaron un centenar de muertos.
El Partido de la Justicia y de la Libertad (PJL), fuerza política de los Hermanos Musulmanes, llamó en una declaración escrita al «levantamiento del gran pueblo de Egipto contra los que intentan robarle su revolución con tanques».
El lunes al anochecer, los islamistas se manifestaron en varias ciudades del país, según la agencia oficial de noticias MENA.
El PJL también exhortó a «la comunidad internacional, a los grupos internacionales y a todos los hombres libres del mundo a que intervengan para impedir otras matanzas y la aparición de una nueva Siria en el mundo árabe».
Pocas horas después, la fiscalía egipcia ordenó el cierre de la sede central del PJL en El Cairo después de que la policía descubriera armas en su interior, informaron fuentes de seguridad.
«Masacre»
Al igual que los Hermanos Musulmanes, el partido salafista egipcio Al Nur denunció una «matanza» y anunció que se retiraba de las discusiones sobre la elección de un primer ministro y la formación de un gobierno de transición.