Jóvenes de todo el mundo deseosos de cumplir una hazaña o veteranos con ya muchos encierros en su haber, todos se lanzan cada mañana a las calles de Pamplona para correr junto a los toros en los tradicionales encierros de San Fermín, los más famosos de España.
«No nos habíamos dado cuenta hasta que punto eran grandes. Eran enormes», relata, todavía con temblor en la voz, el joven británico de 25 años, Scots Ellis, muy emocionado tras medirse a los seis toros de la ganadería andaluza de Dolores Aguirre en el segundo encierro de estas fiestas.
«Fue algo loco, indescriptible. Estuvo bien, pero no lo volvería a hacer», añadió, mientras su amigo Andrew Scoates, de la misma edad, asegura que son «las vacaciones más idiotas que hayamos pasado».
Fue estupendo, pero daba mucho miedo», añadió el joven.
Al igual que han hecho estos británicos, de Australia, Estados Unidos, Francia y otros países del mundo han llegado a Pamplona, en el norte de España, decenas de miles de jóvenes ansiosos por sentir la adrenalina al correr ante los astados en los encierros de estas fiestas, que comenzaron el sábado.
Cada mañana, a las ocho, seis toros recorren las estrechas calles del centro histórico de la capital navarra hasta llegar a la plaza de toro de la ciudad tras una carrera de 848,6 metros.
A lo largo del recorrido, los «mozos», vestidos de blanco y con el pañuelo rojo al cuello, intentan correr la mayor distancia posible con los toros, e incluso tocar a estas bestias de más de media tonelada cada una.
Ya en 1926, el escritor estadounidense Ernest Hemingway, visitante asiduo al que Pamplona no olvida, había contribuido a la fama de San Fermín, convirtiéndola en el trasfondo de su novela «Fiesta».
Famosa a nivel mundial, la fiesta que llena cada año la ciudad del 6 al 14 de julio, también atrae a un número creciente de corredores sin experiencia, hasta el punto, según los más veteranos, de que podría convertirse en víctima de su popularidad.
A 58 años y con 41 de experiencia, Julen Madina, originario de la ciudad vasca de Hernani, analiza la carrera de este lunes que duró 2 minutos y 27 segundos.
«Hoy ha sido una carrera rápida, complicada, han venido (los toros) en tres grupos, pero muy cerrados y rápidos», cuenta este veterano, que en 2010 dejó de correr, antes de volver este año.
«Me retiré en 2010 después de 40 años, pero hoy he vuelto a correr porque me estaba consumiendo por dentro, no podía ver el encierro y no correrlo».
Sin embargo, Madina reconoce, como muchos otros, que el ambiente ha cambiado: «San Fermín tiene el atractivo de ser el encierro más grande del mundo, entonces todo el mundo quiere correr aquí. Uno de los problemas que tiene actualmente es la grandísima masificación. El espacio de la carrera es mínimo, prácticamente no hay espacio de carrera».
Y algunos de los novatos, eufóricos en una fiesta donde corre el alcohol en grandes cantidades, parecen olvidar el peligro que entraña.
«El encierro siempre es peligroso. En un encierro hay golpes, roturas… El encierro es una actividad de riesgo, sobre todo de golpes y caídas», recuerda Joaquín Subasti.
Hombre atlético, a sus 52 años, este habitante de Pamplona es un asiduo de los encierros desde hace 39 años, que considera «una forma de vida».
Pero, el encierro ha evolucionado y «ahora hay muchísima gente de muchos lugares del mundo. Ya no es un tema de Pamplona o de gente de la zona, o de aficionados al toro, sino que es una actividad que engancha».
Desde 1911, 15 mozos han muerto en los encierros, el último un español, que fue empitonado por un toro en 2009. Cada año, entre 200 y 300 corredores resultan heridos.
Para intentar limitar el riesgo, las autoridades multiplican las advertencias sobre los peligros del alcohol, aunque no siempre son escuchadas.
«Te encuentras con muchísima gente, sin experiencia pero que lo intentan hacer bien, pero hay muchísima gente que está bebida, borracha, y esos son los que realmente sobran, son un problema para la carrera», dice.
Además, deja un consejo para los debutantes: «para uno que quiera empezar, le recomendaría que no corriera aquí».
Foto: Reuters