A las tres de la tarde de este jueves, finalizó la mesa de diálogo convocada por la Inspectoría del Trabajo, la Azucarera Río Turbio, una cooperativa de servicios, la Guardia Nacional y el Sindicato Unión Sindical del Proletariado del ingenio, para dirimir la tensa situación de continuas paradas de la planta azucarera y el pago a 72 estibadores que hasta el presente tenían cinco semanas sin cobrar, declaró el ingeniero Diego Rivero, gerente Institucional de la industria azucarera.
Informó que el Central Río Turbio acordó con la Inspectoría del Trabajo, cancelar el salario de los trabajadores de una cooperativa de servicios que había cesado en sus funciones el pasado 30 de junio.
-Esta cooperativa es responsable del pago de sus empleados, no así del central, excusa esta del sindicato para armar todo el conflicto, aclaró Rivero.
Apuntó que la azucarera girará el pago a la cooperativa para que esta inmediatamente cancele las deudas con los estibadores.
Hizo un llamado a los líderes del sindicato, para que depusieran la actitud hostil, “pues si creen tener la razón, existen organismos jurisdiccionales que pueden decidir sin parcialidades sobre el conflicto”.
-No se puede aterrorizar a los empleados para conseguir un objetivo, y menos cuando el conflicto es propiciado por agentes externos a la empresa, señaló Rivero refiriéndose a la cooperativa de servicios.
Tomaron el control
Ayer, en horas de la tarde, el sindicato y más de 150 trabajadores, radicalizaron la protesta y tomaron el control de la planta, secuestrando al personal administrativo, bloqueando los accesos al ingenio y cortando el fluido eléctrico hasta altas horas de la noche, que luego de la intervención de una comisión de la Guardia Nacional, fue restituida la electricidad en la planta y más tarde en el área residencial.
Momentos de terror
Una secretaria narró que el personal administrativo vivió horas de terror, con acoso por parte de los obreros que asaltaron las oficinas.
-Nos insultaron antes de dejarnos salir. Nos empujaron y amenazaron con palabras obscenas frente a los miembros del sindicato que nada hicieron. Luego en la puerta de salida, nos quitaron los documentos de los vehículos, personales, para verificar que no fueran propiedad del central. Fueron momentos muy terribles, narró la secretaria.
Acotaron que muchas oficinas fueron requisadas por los obreros “en plena oscuridad”.
Hasta las cuatro de la tarde, los accesos estaban bloqueados, aunque los trabajadores dejaron entrar a los medios de comunicación, ni tampoco hubo arremetida alguna salvo algunas palabras aisladas de reclamo al trabajo de los comunicadores.