Bolivia acusó el miércoles a Washington de intentar «secuestrar» al presidente Evo Morales, después de que países europeos obstaculizaron el sobrevuelo de su avión bajo sospecha de que transportaba al fugitivo ex contratista de seguridad estadounidense Edward Snowden.
Snowden no se encontraba en la nave y se cree que aún permanece en el área de tránsito del aeropuerto de Moscú. Estados Unidos ha estado tratando de detenerlo desde que el ex analista de seguridad reveló detalles sobre programas secretos de vigilancia del Gobierno.
Bolivia dijo que el incidente, en el que el vuelo de Morales no obtuvo permiso para sobrevolar Francia y Portugal antes de lograr aterrizar en Viena, fue un acto de agresión y una violación a las leyes internacionales.
La Casa Blanca evitó comentar sobre las aseveraciones del país sudamericano.
El escándalo es el hito más reciente de una saga que ha generado un debate sobre el balance entre el derecho a la privacidad y la seguridad nacional. Las revelaciones de vigilancia estadounidense sobre países europeos también han tensado las relaciones transatlánticas.
El avión, que llevaba a Morales de vuelta a Bolivia desde una conferencia de energía en Moscú, quedó varado en el aeropuerto de Viena durante varias horas la noche del martes.
El vicecanciller austríaco Michael Spindelegger dijo que Morales negó personalmente que Snowden estuviera a bordo de su avión y aceptó una inspección voluntaria.
«En base a esta invitación de Bolivia un colega subió al avión, miró todo y no había nadie más a bordo», dijo Spindelegger a periodistas.
Sin embargo, el ministro de Defensa boliviano, Rubén Saavedra, precisó en declaraciones transmitidas por Telesur que «el Presidente fue muy claro y dijo que no iba a aceptar ese tipo de requisa porque él estaba hablando la verdad y no era ningún delincuente para someterse a ese tipo de acciones».
El embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, Sacha Llorenti Soliz, expresó su indignación por el curso de los acontecimientos.
«Estamos hablando de un presidente, en un viaje oficial, tras una reunión oficial, siendo secuestrado», dijo a periodistas en Ginebra.
«No tenemos dudas de que fue una orden de la Casa Blanca. De ninguna manera un avión diplomático con el presidente debe ser desviado de su ruta y forzado a aterrizar en otro país», agregó el diplomático.
El avión finalmente despegó y luego recargó combustible en la isla española de Gran Canaria. Pero el incidente probablemente no se olvidará con facilidad y Llorenti adelantó que Bolivia se quejará ante las Naciones Unidas.
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