La lucha que libran los universitarios no es cualquier cosa. Tampoco es de ellos solos. Aunque se nota muy claramente en los aspectos socioeconómicos que han sido conocidos, los excede con mucho. Obedece a algo bastante más profundo y significativo.
Los niveles miserables alcanzados por las remuneraciones de los profesores y el escandaloso rezago que sufren éstas y las prestaciones socio económicas de empleados, trabajadores y estudiantes, son consecuencia de la asfixia continuada e intencional a la que han sido sometidas nuestras casas de estudio en materia presupuestaria, que es parte de la estrategia oficial para reducirlas y rendirlas. Estrategia que tiene otros aspectos aún más oscuros, como la violencia que en unos casos tolera y ayuda a que se mantenga, como ha sido muy obvio en la UCV y también en la ULA, o directamente acciona como lo ha hecho el CORE de la Guardia Nacional de Barquisimeto en la UCLA. Violencia que se remonta, en el caso de la Central, a los ya remotos y casi olvidados días del Movimiento 28 de Marzo. Son ejemplos que no agotan el catálogo.
Los observadores se fijan en los síntomas y opinan que la querella del gobierno con las universidades autónomas se debe a que nunca ha podido ganar en ellas unas elecciones, sean de autoridades o estudiantiles. Cierto, pero también es más que eso. ¿por qué no ganan? Pues porque en la universidad se siente, y se sabe, el problema verdadero, el de fondo.
El modelo de poder que adelanta el Gobierno es de control de toda la sociedad. Toda. Y la universidad no solo no puede escapar a ese control, sino que debe ser una pieza fundamental para lograrlo. La guerra del gobierno con la universidad autónoma, democrática, es precisamente porque es autónoma y democrática. Es decir, que piensa, investiga, enseña con independencia del Gobierno.
El modelo de universidad para el gobierno es, ante todo, la Universidad Bolivariana. Y, aunque en un segundo plano, la Unefa, la cual en lugar de representar un desarrollo sano y necesario del antiguo y merecidamente prestigioso Iupfan, ha devenido en un ente gigantesco, que no siempre garantiza niveles de calidad adecuados y bastante penetrado por la política partidista del poder, como puede notarse –acaso simbólicamente- en las enormes pancartas que despliega su sede caraqueña en Chuao. Hacia allá quiere el Ejecutivo llevar las universidades experimentales, a las que cada día se desinstitucionaliza y partidiza más. Para muestra, el botón de la UNEY en Yaracuy.
La prioridad son las autónomas, por razones de poder, pero no se saciará en ellas el afán de control gubernamental, porque se trata de una concepción del poder que-lo-quie-re-to-do. Después vendrìan las universidades privadas, a la Unimet la amenazó el miércoles un vocero oficialista acompañado de un ministro, al comentar un documento firmado por su rector. “En el socialismo no hay universidad privada”, dicen los jerarcas del ministerio.
Eso es lo que está en juego.
La universidad significa mucho para Venezuela. El más sencillo de nuestros compatriotas en el más modesto de los hogares del territorio nacional, siente que ahí está el futuro. Que eso se cuida y se respeta. Cualquiera que haya estado en un acto de grado en la UCV, la UDO, la UC, la UCLA, la USB, la ULA o LUZ lo sabe. El orgullo de las familias, la ropa que estrenan ese día, la alegría en los ojos, la satisfacción del deber cumplido.
Atacar la universidad es lo más antipopular que hay. No dije impopular, que tambien lo es, sino antipopular. Contrario al pueblo venezolano. Contrario a su esperanza, y a su derecho a una vida mejor.
A defender Venezuela, tu universidad.
FACTORES DE UN MAL
Mucho tiempo y palabras ha dedicado Maduro en estos días al tema de la corrupción. El nuevo presidente de Indepabis, que ya lo fue antes, anuncia limpieza de funcionarios, detenciones en el Seniat e incluso la del ex gobernador psuvista de Guárico. Todas personas colocadas por quienes han estado en el gobierno estos quince años.
Hace bien en ponerle interés al tema porque es gravísimo. Ojalá y lo asumiera sinceramente y a fondo, lo que a decir verdad cuesta creer, porque tiene la corrupción redes que le llegan cerquita al gobernante. Y porque la extensión y profundidad que la corrupción ha alcanzado, posiblemente la mayor en la historia del país, tiene que ver con la noción que del poder tienen quienes lo ejercen, con el modelo de control de la sociedad toda que se intenta imponer.
Van algunos de los elementos que propician la corrupción:
• Un Estado que ha crecido desmesurada y desordenadamente.
• Virtual ausencia de controles porque la solidaridad con la causa revolucionaria prevalece ante la función institucional.
• Pérdida de la noción del límite en los funcionarios, empezando por el nivel más alto. Las discrecionalidad trae ilegalidad, abuso y, por supuesto, aprovechamiento personal.
• Partidización de la Contraloría, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Pùblico.
• Falta de autonomía en el Poder Judicial
• Abstención de la Asamblea Nacional en su función contralora
• Uso de bienes, fondos y recursos públicos de todo tipo en las campañas electorales y en las actividades partidistas, sin que el CNE o la CGR lo frenen
• Confusión de partido y Estado
• Desmedido y desordenado crecimiento burocrático. ¿Cómo no va a haber burocratización con una burocracia de ese tamaño?
• Impunidad
Allí hay material para empezar a trabajar, si se es sincero.
ESPIONAJE
La intromisión, ilegal y abusiva, del gobierno en una conversación privada en una residencia particular como ocurrió con la visita de la diputada María Corina Machado a la casa del profesor Germán Carrera Damas es un abuso. Un abuso y punto. Sin atenuantes.
Como se trata de una conversación privada entre personas no habría comentarios que hacer por el hecho de las menciones al suscrito. Sería mala educación. Además, se trata de la versión editada de una conversación, entiendo, de dos horas. Y nadie está en capacidad de dilucidar lo que de verdad dijeron o no, salvo ellos mismos, y tienen derecho a no hacerlo porque su charla era en privado.
Para tranquilidad de los lectores, dos cosas solamente. En la Mesa las diferencias se discuten, se procesan y se resuelven mediante decisiones que o son unánimes (lo más frecuente) o se alcanzan con una mayoría muy exigente, que requiere representar por lo menos 70% del apoyo popular recibido por los partidos de la coalición en las elecciones. Ninguna diferencia está, ni debe estar, por encima de las razones que unen a la alternativa democrática.
Otra, la línea estratégica de la Mesa de la Unidad Democrática aquí, en Washington, en Lima, en público o en privado es igualita. La misión de la MUD es ofrecer al país la alternativa para un cambio político democrático, pacífico, constitucional y electoral. De ahí no la saca nadie.