El nuevo equipo que lidera Jorge Roig, está comprometido con lograr este objetivo durante su gestión
Las modificaciones estatutarias de la institución, buscan adecuarla a las nuevas realidades del país
Continuar haciendo los mayores esfuerzos para seguir impulsando el plan Progreso y Bienestar para Venezuela, el proyecto más ambicioso de la institución empresarial, el cual se ha venido estructurando en los últimos dos años, con Jorge Botti al frente de institución, y que ahora se convierte en el camino a seguir por el nuevo equipo que asume la responsabilidad de dirigir la Federación, encabezado por el ingeniero Jorge Roig apoyados en el lema “Más empresa, más trabajo, más productividad”.
El movimiento empresarial organizado, luego de un auto examen que condujo a una modificación estatutaria, que produjo algunas diferencias internas, pero que al final se impuso, como una necesidad para adecuar a la organización a los nuevos retos que impone la nueva Venezuela, logró conformar un equipo con la representación de los principales sectores de la economía, es decir agricultura, industria y comercio, con dirigentes que en todo momento apoyaron a Jorge Botti, en sus ideas de impulsar un plan de propuestas y compromisos enfocado en una visión compartida de país que permitiera impulsar un modelo de desarrollo distinto, comprometido con la excelencia, con la competitividad y que garantice acabar con el modelo rentista y nos permita posicionarnos como una nación productiva, orientada a contrarrestar el alto costo de la vida, aumentar la producción nacional, generar nuevos puestos de trabajos estables y bien remunerados y superar la exclusión y la pobreza.
Durante la LXIX Asamblea de la Federación, que acaba de concluir sus deliberaciones en la ciudad de Valencia, todo el temario estuvo vinculado de una u otra manera con los objetivos de alcanzar en un mediano y largo plazo este proyecto, que permita una mayor y más justa distribución de la riqueza, una participación más activa en la toma de decisiones sobre los grandes problemas nacionales, crear condiciones para los nuevos emprendedores, seguridad jurídica, garantía y respeto a la propiedad privada, por sobre todas las cosas.
A lo largo de estos últimos dos años se ha producido un proceso de apertura dentro de la Federación Empresarial, consciente de que el margen de las grandes empresas hay un mundo de múltiples oportunidades, admitiendo que son los componentes de un sistema, no el único protagonista, aceptando que son los distintos liderazgos los que impulsan los países a superar sus crisis, quienes inducen los cambios, quienes producen las transformaciones de país.
Esto es lo que ha permitido que la máxima organización empresarial en estos momentos, esté trabajando conjuntamente con líderes importantes de la sociedad venezolana, estableciendo alianzas y encuentros estructurados y sistemáticos con los trabajadores organizados, los emprendedores populares, los líderes del mundo académico, los comunicadores sociales, el movimiento estudiantil y por supuesto el empresariado.
Se mantienen los acuerdos básicos, orientados a promover el desarrollo productivo, el emprendimiento y la innovación; defender la propiedad privada y el derecho a la iniciativa económica de los ciudadanos; contribuir mediante acciones directas al progreso social, la no exclusión, la superación de la pobreza y la equidad en la sociedad venezolana; fomentar una cultura que supere las conductas políticas y económicas del rentismo, que se base en los valores de la paz y el desarrollo y el comportamiento ético del ciudadano; promover y apoyar reformas profundas en la educación, dirigidas a elevar su contribución efectiva al desarrollo, la convivencia en paz y libertad y, promover la reconciliación de la sociedad venezolana.
Un camino tortuoso
Por supuesto que el camino a recorrer, aun cuando pareciera ser menos complejo tras las intenciones del Ejecutivo de establecer un diálogo con el sector privado, a través de unas denominadas mesas técnicas. Pero hasta el momento el alto gobierno no se ha reunido con las organizaciones gremiales como Fedecámaras, Conindustria, Consecomercio, Fedeagro, Cámara de la Construcción, sino con miembros individuales de estas organizaciones o asociaciones de base, lo que ha sido calificado como un error, ya que solo se han producido enunciados, pero acciones concretas para resolver problemas estructurales, como aumentar la producción para reducir el desabastecimiento, todavía no se han visto.
Para garantizar el éxito del plan Progreso y Bienestar, necesariamente el gobierno deberá comprometerse a poner fin al proceso de expropiaciones, lo que implica tener que garantizar el reconocimiento a la propiedad privada, ya que éstas solamente han producido la destrucción de la capacidad productiva que ahora está haciendo falta para abastecer el mercado venezolano, con lo cual la propiedad privada dejó de ser un derecho en Venezuela para convertirse en una concesión y ello ha congelado todas las inversiones.
Un segundo aspecto a ser resuelto es el de la inamovilidad laboral, con cerca de 10 años de vigencia, variable que mantiene una presión permanente en las empresas como consecuencia del ausentismo del personal, proponiéndose sustituir esta variable por la estabilidad numérica de las nóminas.
El tercer punto a ser solventado, es la despenalización del régimen cambiario, ya que el anclaje del tipo de cambio, la ausencia de una válvula de escape que permita a las empresas proveerse de dólares que no tengan que ver con las divisas del Estado. Esto es lo que ha estado profundizando el desabastecimiento, de allí que se impone la apertura de un mercado paralelo.
El nuevo equipo de Fedecámaras, tendrá que empeñarse a fondo a lograr respuesta a estas tres solicitudes, de esta manera se garantizaría el éxito del Plan Progreso y Bienestar, así que manos a la obra.
Ilustración Dalver Santeliz
