“Cada día salimos a la calle tratando de preservar la vida pero no siempre lo conseguimos”, con esta reflexión y con fe en la justicia de Dios, Juan Hernández, hermano del ahora occiso, Sergio Ramón Hernández, buscó tener resignación por el homicidio del menor de los tres hermanos, quien perdió la vida en manos del hampa la noche del sábado y quedó marcado con el número 73 de los homicidios de junio.
El suceso se registró en un local nocturno de la ciudad de Quíbor, donde el joven, de 21 años, se encontraba en la celebración de una fiesta prograduación y le propinaron dos impactos de balas en la cabeza y en el oído izquierdo que le quitaron la vida. “No acostumbraba salir; era muy tranquilo”, insistió Hernández, quien con la mirada en el horizonte recordaba cómo era en vida su hermano.
Del hecho, no se conocieron mayores detalles, pues los familiares no tenían claro lo que había pasado, sólo les avisaron del asesinato de esta persona, quien era muy alegre y tenía ganas de seguir ayudando a su progenitora, con quien vivía en la urbanización Jacinto Lara de la mencionada población. “Él trabajaba como vigilante en el Frigorífico El Hato desde hace unos meses. Todo lo que ganaba se lo daba a mi mamá porque le administraba el dinero”.
Este conjunto familiar, quienes son cristianos evángelicos, al igual que el fallecido, asisten al Ministerio Cristiano para el mundo de Barquisimeto y es la primera vez que pasan por este tipo de situación. “Todos sabemos lo que sucede en estos casos y lo que está pasando con las leyes venezolanas y planes de seguridad”.
Cuatro doble homicidios se contabilizaron en los 30 días de junio, todos cometidos con armas de fuego, en uno de los casos murió un menor de edad, para un total de 10 adolescentes que ultimaron este mes.
Cabe resaltar también el asesinato de tres mujeres durante el mes. Uno de los casos acaparó la atención ya que fue su propia pareja quien la asesinó por celos. El hombre fue capturado en los días sucesivos por la policía regional, cuerpo de seguridad que además se vistió de luto por octava vez en el año cuando mataron a Edickson Enrique Mena Linárez, quien se desempeñaba como escolta de José Orángel Contreras, director de Seguridad y Orden Público de Lara.
Otros de los casos que causó gran conmoción en la sociedad, fue el asesinato de Francisco Acacio Rivero, de 52 años, quien murió el propio día de su cumpleaños, el 4 de junio, por resistirse al robo cuando se trasladaba en una buseta para su trabajo desde Yaritagua hasta Barquisimeto. Su cadáver quedó tendido en medio de los asientos de la unidad de transporte público. Hasta ahora las autoridades no han dado con el paradero de los homicidas, quienes se dieron a la fuga después de cometer el delito.