Brasil-España, la final que todos querían ver en el mítico Maracaná de Rio de Janeiro desde que arrancó la Copa FIFA Confederaciones 2013, se hace realidad este domingo, y con los astros Neymar y Andrés Iniesta promete ser un memorable espectáculo de buen fútbol.
La ‘Furia Roja’ sube al cuadrilátero mostrando el cinturón de campeón del mundo, además de dos títulos europeos, más de tres años y 29 partidos sin perder, y buscando el único trofeo que le hace falta en el palmarés. Mientras, la ‘canarinha’ llega con un equipo aún en formación, que arrancó el torneo sólo con el favoritismo que le daba su camiseta.
Pero contará con el apoyo de más de 76.000 hinchas brasileños dispuestos a aguarle la fiesta a los españoles.
“Respetando la calidad de ellos (España) encaramos un juego para vencer, al final de cuentas llegamos a la final y tenemos condiciones de superarlos”, dijo el entrenador Luiz Felipe Scolari, que reasumió el equipo a finales del año pasado con la “obligación” de ganar el Mundial.
Brasil selló su pase a la final frente a Uruguay (2-1) gracias a un cabezazo de Paulinho en un cobro de córner de Neymar. España, por su parte, sudó -en medio de un calor sofocante y la humedad de Fortaleza- para llegar a la final: venció a Italia en penales (7-6) tras un empate sin goles en los 120 minutos reglamentarios.
“Va a ser un partido emocionante. Había el deseo de una final Brasil-España y es una final bonita de jugar”, dijo el arquero Iker Casillas.
La Copa Confederaciones es un paso, pero no el objetivo final. Brasil ya reconquistó a su hinchada, un paso importante, y una derrota contra la mejor selección del mundo no les restaría la legitimidad que ya ganaron.
La referencia española, Andrés Iniesta, de Brasil, su futuro compañero en el Barcelona, Neymar.
“Cada juego es una historia, creo que será un gran partido. El favoritismo es de los mejores del mundo, de España. Pero mi papá siempre dijo cuando era pequeño que, independientemente de la fuerza de mi adversario, tenía que vender mi ‘fusca’ (VW escarabajo) caro”, dijo Neymar.
El “10” se ha destacado como la figura de la selección, no sólo por sus tres golazos en los primeros tres partidos de la fase de grupos, sino por su “genialidad” en el campo, apoyando el ataque con magníficas asistencias.
La última vez que Brasil y España se enfrentaron en el Maracaná, el 13 de julio de 1950 por el Mundial de ese año, la ‘amarelinha’ se impuso por goleada de 6-1. Pensar que la historia puede repetirse este domingo es osado.
En el banquillo, la experiencia y los bigotes de Luiz Felipe Scolari y Vicente Del Bosque, que prometen fuerza máxima.
El brasileño de 64 años, comparado físicamente con el actor Gene Hackman, es un obsesionado con la táctica y el equilibrio en el campo. El español de 62 años, un perfeccionista, con un modo elegante de hablar, sereno y capaz de equilibrar cualquier tensión entre madridistas y culés, que forman la base del seleccionado ibérico.
España, acostumbrada a acaparar aplausos, ha sido el “villano” de la historia de la Confederaciones, un título que por cierto no ganaron aún, con la hinchada brasileña siempre en contra.
“La afición puede hacer su fiesta, ir por el más débil. No creo que sea una hinchada en contra de España sino a favor del rival”, dijo Del Bosque por estos días.
El holandés Bjorn Kuipers será el responsable de dirigir la final. Está en duda la presencia de la mandataria brasileña Dilma Rousseff, con una popularidad en picada en medio de una ola de movilizaciones que promete repetirse el domingo.
Ambos equipos entrenaron ayer en el Maracaná. El viernes, Brasil lo hizo en el campo del Vasco da Gama, el “eterno subcampeón”, algo que a los más supersticiosos no agradó, sobre todo después que un gato negro invadió el campo en plena práctica.
