Otra vez, el lunes de esta semana que ya termina, a propósito del 24 de junio, “El Ilegítimo” y una cúpula militar sinverguenzona se llenaron la boca hablando de La Patria. ¿De cuál patria hablan? Veamos.
Nunca como hoy, en por lo menos los últimos 50 años, fue tan débil nuestra soberanía nacional. Nunca fuimos tan precarios y dependientes de EE UU como en este momento. Ya lo sabemos… ¡Hasta para tener gasolina!, pero también para adquirir alimentos, maquinarias, repuestos, equipos. Los patrioteros estos, rojos rojitos, nos debilitaron tanto que nos pusieron a depender del pago del petróleo por parte de EE UU, el único cliente que nos cancela “cash” nuestro petróleo. Arruinaron tanto a Pdvsa que dependemos de los préstamos que nos hace la imperial Chevron: 2 mil millones de dólares y dos o tres transnacionales petroleras más, para medio mantener las operaciones petroleras tradicionales y tratar de arrancar la faja petrolífera del Orinoco tras una década de puro “bla bla”. Nos venden aluminio que por décadas producíamos en nuestro país.
Dependemos peligrosamente también de otras potencias como China especialmente por las escandalosas deudas que contrajimos con ella. Y por eso han surgido tantos contratos leoninos firmados con transnacionales de ese país: el del dragado del canal de navegación del Orinoco, el que nos obliga a comprarle a la China todo lo que por décadas se fabricó en Venezuela solo para honrar las deudas. Y varias más. Nos tienen “agarrados por el cuello”, “gañoteados” pues, como por generaciones no se veía entre nosotros. En 2012 nos vendieron 520 mil toneladas de productos de acero que antes se fabricaban en Sidor y aquí mismo, en Sidetur. Y unas 60 mil toneladas anuales de los tubos petroleros que por 50 años se fabricaron también en Venezuela.
Dependemos de varios países vecinos para medio atajar la terrible escasez de alimentos, en paradojas de la robolución el país petrolero que tiene los más altos ingresos petroleros de su historia. Los hacendados y empresarios de la industria de Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Colombia, Nicaragua, se frotan las manos: nunca antes exportaron tanto a un solo país que paga en petrodólares, como logran hoy con Venezuela. Leche, carne, café, pollos, caraotas, maíz, azúcar, arroz, cemento, cabillas, insumos de todo tipo… ¡Hasta papel tualé! La oligarquía roja ha destruido tanto el agro y a la industria nacional – estatal y privada – que nos hicieron adictos-dependientes de las importaciones. Tenemos menos patria y menos independencia, aunque Maduro y la cúpula militar entreguista digan lo contrario.
Y el caso más curioso, aberrante e indignante, quizás único en la larga historia mundial de ocupaciones forzadas o entregas de la soberanía nacional de una nación a otra: un país pequeño y semiarruinado, como Cuba, que depende de los regalos que le hace el ilegítimo gobierno de Venezuela en varios miles de millones de dólares al año, sin embargo es el centro del poder político. En La Habana, con Raúl Castro, se discuten las estrategias políticas para Venezuela. Funcionarios de su gobierno manejan los puertos y están metidos hasta en los tuétanos de la FANB. Fue escandalosa su presencia y poder de decisión en casos como Pudreval, entre otros.
La robolución y su cúpula dominante, con su boliburguesía, banalizaron la idea de Patria. Se burlan del concepto. Lo usan con voz engolada y hacen propaganda empalagosa. Se disfrazan de patriotas mientras hacen justo lo contrario. “Tenemos Patria”, dicen el mismo día que firmaron el convenio de entrega de 40 millones de toneladas de mineral de hierro con descuento a los chinos. “Somos la Patria”, dicen en cadena cuando la tinta está aún fresca en la firma de un contrato brutalmente lesivo a la soberanía, como el levantamiento del “mapa minero” también a los chinos. “Ahora sí tenemos Patria”, vocean el día en que acuerdan con Chevron el auxilio de 2 mil millones de dólares para reflotar Pdvsa. Y la “tapa del frasco” la ha puesto Elías Jaua, derretido ante Jhon Kerry con el chiste malo de “tenemos Patria aunque no tengamos papel tualé”. Por Dios… ¿De cuál Patria nos hablan?