Un robo humanamente insólito del s. XXI

Aunque Uds. no lo crean, lo que aquí narro le sucedió a un familiar muy directo y mi verdadero objetivo es que este “buen ladrón” lo lea y se transforme en un buen ciudadano.
Todo sucedió la primera semana del mes de junio del 2013, cuando el buen pariente Juan estacionó su carro en el Patio trigal de donde desapareció, por lo que tuvo que volver a su casa a pie, sufriendo una crisis emocional, siendo atendido por su muy buena y amable esposa Marta.
A los pocos minutos sonó el teléfono y le pidieron 15.000.000 Bs. por la entrega del vehículo; a lo que ella respondió: !Estás loco¡ Nosotros no tenemos ese capital y por tu culpa mi pobre Juan está acostado por una crisis de hipertensión.
El ladrón colgó, luego la volvió a llamar y le dijo que entonces le diera 1.000 Bs en tarjetas telefónicas; ella respondió que lo que tenía eran para 500 Bs y él aceptó, indicándole dónde debía dejarlas y él que fuera a buscar su carro en un estacionamiento en la 5 de Julio, donde lo encontró totalmente sano.
Horas después sonó el teléfono y el buen ladrón le preguntó si había buscado su carro y que  estaba muy preocupado por la salud del Sr. Juan y ella le contestó dándole consejos para que abandonara ese sistema de vida.
Esta realidad es digna de un estudio criminalístico, religioso y humanístico sobre el confusionismo sociológico que está sufriendo el pueblo venezolano sobre lo que es el Bien y el Mal, producto de 15 años de sembrar el odio y el fácil enriquecimiento ilícito, en esta Isla de las Fantasías. ¡Voilá¡