Tres estudiantes se mantienen en pie de lucha, dando continuidad a la huelga de hambre que desde el 9 de junio ha encabezado Sergio Rodríguez, estudiante de ingeniería civil de la UCLA, a quien posteriormente se sumaron Edgar Alexis Cernicchiaro, estudiante de ingeniería electrónica de la Unexpo, y Wilmer Torres, presidente del centro de estudiantes de la UCLA núcleo Carora.
La salud de los muchachos ya comienza a deteriorarse, sin embargo no desmayan en su reclamo contundente al Gobierno por mejorar la situación de las universidades del país, con un presupuesto justo que permita el desarrollo de las diversas actividades de la academia.
“El Gobierno está jugando al desgaste, ellos piensan que con dilatar toda esta situación vamos a dejar la lucha. Nosotros estamos dispuestos a mantenernos hasta que sea necesario”, destacó Sergio Rodríguez, quien ya tiene una vía intravenosa para que le sea suministrado suero en caso de una descompensación. Hasta la mañana de ayer su estado de salud era estable, a pesar de cumplir 11 días en huelga de hambre. Por su parte, Cenicchiaro, destacó que anímicamente han perdido un poco de fortaleza.
“Pasan los días y el Gobierno no ofrece respuestas, nuestra salud se está debilitando y estamos con el peligro de perder nuestra salud. Estamos viviendo en incertidumbre, en el olvido del Gobierno y las autoridades”.
Los días para estos jóvenes estudiantes transcurren lentamente, acostados en las áreas del rectorado, viendo cómo las horas transcurren sin obtener una solución a la situación universitaria. Leen, están atentos a las redes sociales y comparten con los demás estudiantes que se han encargado de su resguardo y cuidado diario.
“Los días son tediosos y largos, descansamos lo más que podemos y tratamos de no hablar mucho. Es una situación difícil, un sacrificio que hacemos por amor a nuestra universidad”.
No pierden la fe
Wilmer Torres estuvo a punto de ser trasladado a un centro de salud el pasado sábado, debido a una descompensación y posterior alergia que alarmó a los médicos universitarios.
Sin embargo pudo ser rápidamente estabilizado. Indicó que aunque está en una condición delicada, se mantendrá en pie de lucha el tiempo que sea necesario y “hasta que el cuerpo aguante”.
“Nuestra convicción no cambia, pues no es sólo el sector universitario el que nos está apoyando, muchas personas están dándonos fortalezas. Esta no es una lucha sólo por nuestro beneficio, sino que queremos dejar la herencia de una universidad que prepare profesionales de calidad y con toda la formación necesaria a fin de afrontar los retos de estos tiempos”.