“Ella me dijo que se iba con otro y corrí a la cocina, agarré un cuchillo y se lo clavé cinco veces. La maté, y estoy arrepentido, fue un arranque de celos, no quería hacerlo”, confesó Eduardo Antonio Gudiño González, quien asesinó a su mujer Belkis Colmenares, de 45 años, el sábado a las 7:00 de la noche en el sector Simón Bolívar, Romeral III, al norte de Barquisimeto. El hombre se entregó ayer a funcionarios de Polilara, cerca de la casa donde cometió el crimen y contó los detalles en la comandancia policial de ese cuerpo de seguridad.
El sábado la pareja comenzó a discutir dentro del pequeño cuarto de lata pintado de azul que servía de cuarto, cocina y comedor. Gudiño González impotente porque sentía que su pareja ya no quería estar a su lado, le clavó el puñal en el costado izquierdo y en el derecho, luego la hirió dos veces en el abdomen y después la remató en la zona genital. Cuando la mujer cayó al suelo agonizante el hombre salió del rancho y logró desaparacer entre la maleza y la oscuridad.
Estuvo escondido por más de doce horas en la casa de un amigo. Los vecinos alarmados corrieron al rancho luego de escuchar los gritos de la mujer. La encontraron tendida en el suelo, toda ensangrentada. Unos trataron de recogerla, otros llamaron a la policía. Entre varios la montaron en una unidad policial y se la llevaron hasta el ambulatorio de Tamaca. En el camino la mujer les pedía a los vecinos que le cerraran la puerta del rancho y les entregó las llaves. “Cuídenme la casa, yo sé que voy a volver, no vayan a dejar que lo abran. Del ambulatorio la remitieron al Hospital Central Antonio María Pineda, pero llegó muerta a las 8:30 de la noche.
Ayer en la mañana José Mujica, tío de la joven, comentó en las afueras de la morgue del Antonio María Pineda que Belkis tenía un leve retraso mental, que no se notaba, pero que esa deficiencia que le impedía para dicernir con claridad fue la que la condujo a la muerte. “Tengo entendido que este señor le pegaba constantemente, nosotros le decíamos que lo dejara, ella aceptaba los consejos, pero luego los olvidaba por su condición mental; no podía analizar la situación”.
Mujica comenta que ellos llevaban juntos unos meses, pero que luego de un tiempo el marido se tornó celoso y supuestamente empezó a agredirla verbal y físicamente. “Los vecinos dicen que discutían mucho, que escuchaban las peleas constantemente”.
Comentó que Belkis había tenido otras parejas, quienes también la golpearon.
“Se aprovechaban de ella por su condición. Ella se alegraba mucho cuando tenía un enamorado, siempre tenía mucho entusiasmo, era muy alegre y trabajadora”.
Belkis nació en Curarigua, pero a los 20 años viajó a Barquisimeto, buscando un mejor nivel de vida y que la ciencia pudiera mejorarle su problema de salud, agregó Mujica.
“Ella se vino a Barquisimeto, pero siempre viajaba, pasaba unos días en Caracas, Acarigua, volvía a Curarigua, visitaba familiares en Maracaibo; siempre estaba así y eso era lo que le molestaba al marido, pero ella no entendía que tenía una pareja”.
Mujica dice que cuando la mujer se asentó en Romeral III, la gente le ubicó un terreno y la ayudó a construir un rancho de latas. “Ella se ayudaba cuidando niños y haciendo trabajos de mantenimiento y levantó su rancho, los vecinos la apreciaban mucho”.
Ayer Mujica junto con otros familiares tramitaba la entrega del cuerpo en la morgue para luego llevársela a Curarigua, donde la sepultarán.