Causa hilaridad y pena propia a la vez – pues se trata de Venezuela – la campaña del presidente de facto Nicolás Maduro, anunciando el final de la corrupción. Trae al recuerdo el cuento del ladrón quien luego de expoliar a su inerme víctima grita ¡al ladrón, al ladrón!, desviando la atención sobre sí y los suyos.
Maduro es actor fundamental del régimen desde 1999. Tanto que logra situarse y colarse como civil, en calidad de heredero del gendarme militar fallecido y primer responsable de todo cuando hoy padece esta patria hecha del lance, del atajo fácil, de la patada traidora, y a buena parte de cuyos hijos – entusiasmados aún con el mito de El Dorado – poco les importa, si hay oro de por medio, hipotecar sus libertades básicas.
Luego de recibir un gobierno – el de Rafael Caldera – que se administra con un ingreso entre 6 y 9 dólares por barril de petróleo, el suyo – que apenas cambia de capataz pero mantiene susmañas – posee un cepillo cural que durante tres lustros recoge desde 20 hasta más de 100 dólares por barril y en una suma de caudales que ya alcanza a más de 999mil millones de dólares; sin contar los dineros de una deuda quecrece, durante el mismo período, desde 28 mil millones de dólares hasta 200 mil millones de dólares.
Y no debe olvidarse que, hasta el momento en que el causante y su causahabiente ocupan presurosos el palacio de Misia Jacinta y lo asumen como tesoro conquistado a partir de 1999, sus predecesores bajan el endeudamiento nacional a la cifra inicial indicada, partiendo de los 38.500 millones de dólares que debemos los venezolanos en 1983.
Sé que a muchos produce ojeriza mirar hacia atrás, creyendo equivocados que pueden transformarse en estatuas de sal, como la mujer de Lot. Pero lo pasado pasó y es testimonio, y las cosas, por obra del tiempo gastado que no regresa, serán en lo adelante mejores o peores, perosiempre distintas. No obstante, como lo creo – al igual queUslar Pietri – el libro del presente tiene alo pasado como su prefacio. Es el capítulo introductorio que mal puede omitirse durante su lectura.
Entre 1958 y 1998 nuestra vida promedio pasa desde 53 años hasta 72,5 años. Éramos y dejamos de ser un país de letrinas. Conocimos el agua potable y la canalización de las aguas servidas, que alejan entonces esas enfermedades y conjuran las pandemias que ahora vuelven por sus fueros. Y si para aquél momento inaugural contamos apenas con 3 universidades públicas y 2 privadas, en 1998 la geografía nuestra recibe 400 núcleos de educación superior y dejamos de ser el rompecabezas social y territorial que somos desde el descubrimiento, al vernos cruzados por 96.000 kilómetros de carreteras y autopistas; que eran sólo 6.000 kilómetros a la caída de la penúltima dictadura, la de Pérez Jiménez, padre de la boutique caraqueña.
De modo que, cuando se hacen las cuentas y se advierte, sobre la desolación física y humana que es el país actual – derrumbado en su infraestructura, importador de todo cuando consume y carente de papel sanitario, cuna de criminalidad ypuente del narcotráfico, suelo que abonan con su sangre 177.169 venezolanos víctimas de homicidios entre 1999 y 2012, uno se pregunta sobre el significado del preso del SENIAT.
Maduro, espantado,acusa la presencia de un funcionario extorsionador a quien le incautan 4 millones de bolívares devaluados. Se trata de su primer preso. Trabaja con José David Cabello, hermano del presidente de la Asamblea Nacional, tenienteDiosdado Cabello, a quien Wikileaks señala como “uno de los grandes polos de corrupción”.
Ello ocurre, por si fuese poco, en el gobierno al que vuelve el teniente Jesse Chacón como ministro, señalado de pagar “testigos estrellas” para ocultar crímenes de Estado y cuyo hermano, el otro teniente,Arné Chacón, se hace banquero próspero tras el paraguas oficial.
Entre tanto, al ministro del petróleo, Rafael Ramírez, se le señala recién por las operaciones sospechosas de una cuenta de 3.000.000 de dólares en el Ocean Bank de USA, cuyos fondos luego pasan a cuentas cifradas en Suiza. Y queda en el olvido – sin que inmute al Ministerio Público – la valija de Antonini Wilson que viaja hasta Buenos Aires, para apoyar la elección de la potentada Cristina Kirchner.
Estos revolucionarios conquistadores, en fin, nos dejan a cambio sus baratijas, lasvallas de propaganda estéril y de rojo incandescente que ocultan el paraíso verde y azul que impacta al descubrirnos, hace quinientos años,a Cristóbal Colón. Esas tenemos.