Inés Quintero: La historia es un detector de mentiras

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La reconocida historiadora Inés Quintero visitó la ciudad de Barquisimeto el pasado viernes para encontrarse con sus seguidores en los espacios de la librería El Clip del Centro Comercial Los Leones y así conversar sobre sus últimos libros y proyectos.

La autora de La criolla principal, Imágenes de Santiago de León de Caracas, No es cuento, es historia, entre otras publicaciones, se presentó puntual, regia y elocuente. Firmó autográfos mientras nos habló acerca de El fabricante de peinetas, su más reciente obra. Además de conocer qué planes llevará a cabo en la ciudad, se refirió al valioso significado que tiene la historia para un país y sus habitantes.

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-¿Desde cuándo no venía a Barquisimeto?

-Tenía tiempo, había pasado algunas horas, pero tenía tiempo sin quedarme, alrededor de tres años. La última vez que vine fue con motivo de unas investigaciones que estaba haciendo en Yaratigua y me dio tiempo de venir a Barquisimeto.

-¿Cómo historiadora e investigadora qué representa Barquisimeto para usted?

-Barquisimeto siempre ha sido una ciudad muy especial. Recuerdo que cuando vivía en Mérida, Barquisimeto era una ruta obligada. Esta ciudad tiene un matiz de jovialidad, uno se siente en su casa. Además, también vine para un congreso de farmacología en Lidotel y el primer día nos recibieron Las Barquiyanas con su golpe tocuyano, tocando el cuatro, con esa música y su alegría. Es muy contagioso, yo me siento muy cómoda, barquisimetana también.

-¿Qué nos puede decir sobre el eco de sus últimos libros y en qué proyectos trabaja actualmente?
-Son varios. El último se llama Imágenes de Santiago de León de Caracas, publicado por la Fundación Ekaré y Fundación Empresas Polar y trata sobre la ciudad de Caracas. También está No es cuento, es historia, libro que recoge mis micros de radio, lamentablemente se agotó antes de llegar a Barquisimeto pero pronto lo tendrán. Esta visita es para promocionar El fabricante de peinetas de la editorial Alfa acerca de la historia de María Antonia Bolívar y el romance que tuvo con un fabricante de peinetas en 1836. Me valí de ese episodio amoroso para recrear la sociedad venezolana de los comienzos de la República y cómo en medio del trastorno, producto de la guerra y el caos de una sociedad intervenida por la violencia y el conflicto de la independencia, se estructuran las formas y las prácticas republicanas en nuestra sociedad, a través de un juicio que involucra a una mujer como María Antonia Bolívar y a un muchacho de pueblo llamado Ignacio Padrón, acusado de ladrón por la reconocida dama.

-¿Cuánto tiempo le llevó la construcción de los hechos de ese libro?

-Yo escribí La criolla principal inicialmente. El episodio de María Antonia Bolívar se quedó como «guindando» porque el expediente no había aparecido. Apareció siete años después. Al conseguirlo me introduje por completo en el desarrollo de la investigación ya que la idea era construir el entorno, no sólo de la causa sino de lo que significaba ser fabricante de peinetas, asimismo, dilucidar qué otros robos ocurrieron en esa sociedad.

Fue una investigación muy exigente que pretendió atar todos los cabos sueltos a partir de un expediente que no está hecho para que se escriba un libro. El expediente permitió hacer la reconstrucción del momento histórico y conocer qué fue lo que separó a María Antonia Bolívar de Ignacio Padrón y lo que motivó todo ese entuerto. Es un relato dinámico y apasionante en el que se aprecia cómo María Antonia acusa a Ignacio de ladrón de una gran suma de dinero por despecho, sólo porque el hombre la dejó.

-¿Proyectos en los que esté trabajando?

-Estoy haciendo precisamente un libro sobre Barquisimeto, eso es parte de la visita. Estamos investigando sobre la ciudad y es un libro que también será auspiciado por Fundación Ekaré y Fundación Empresas Polar, resumirá la historia de la región. Pensado para los jóvenes, ampliamente ilustrado, con imágenes históricas, reproducciones de artistas plásticos contemporáneos. Será para el próximo año.

-Por otra parte, ¿cuál es su opinión acerca de los nóveles escritores venezolanos?

-Creo que en toda sociedad siempre hay creación que es pertinente conocer y difundir, sobre todo leer. No es suficiente que escriban, es importante que la gente se comprometa a leerlos y conocerlos. Hay muchísimas iniciativas, no sólo en el campo de la literatura, la poesía y la historia, sino en variadas categorías, lo significativo es que a pesar de todas las dificultades y presiones, el alma del venezolano siempre está viva. Vivimos un ambiente de creación en todos los campos que es digno de reconocer, apoyar y promocionar.

Cuando de historia se trata…

-¿Qué valor tiene conocer la historia de un país cuando éste vive una polarización evidentemente marcada?
-La gente no puede andar por ahí viendo hacia el techo sin saber de dónde viene. Es tan relevante como conocer quiénes son nuestros padres. Si conoces tu historia no te la pueden cambiar, ese es un lema en el que insisto mucho. La única manera que te permite relacionarte con el presente de una manera responsale es sabiendo de dónde vienes. No es solamente comprender el presente sino transformarlo.

Uno de los elementos más importantes de nuestra historia es el sostenimiento de la República, hecho que se ha mantenido desde la Independencia hasta la fecha. Si uno no conoce eso, simplemente no tiene manera de protegerlo, defenderlo, enriquecerlo o fortalecerlo. Por ello, la mayor responsabilidad que tenemos los venezolanos en el presente polarizado es conocer nuestra historia porque sólo de esa manera podemos ser responsables con nuestro presente. No podemos desconocer los referentes de quienes nos antecedieron, sería como a si a nosotros no nos importara lo que hacemos por las personas del futuro. La gente tiene que saber de dónde viene para conocer a dónde va.

-¿Qué sucede cuando cada quien tiene su historia y su verdad?

-No es posible pensar que hay una sola lectura del pasado. Ese es el gran problema, cuando desde el poder se intenta establecer una mirada única respecto al pasado. Creo que la gran riqueza del momento político, en gran medida, y de seguro por eso los libros de historia se han convertido en una fuente de interés público, ha hecho que la gente comience a dudar y a no dejarse meter mentiras. La historia es un detector de mentiras… la única manera de que no te mentan cuentos «chinos» es saber de historia. Me parece súper importante que cada quien pueda tener una perspectiva crítica del pasado. Una lectura que no le satisfaga es perfectamente válido.

-¿La situación política actual es producto del desconocimiento de la historia? ¿Algunos dicen que la historia es cíclica, cuál es su opinión?

-La historia no es cíclica, por el contrario, tiene la virtud de ser única e irrepetible porque los personajes, coyunturas, contextos son distintos. Lo importante es que la historia te permite a la luz de su comprensión, identificar en qué medida hay analogías, lo que no es una repetición. Asimismo, hay elementos que sobre lo ocurrido nos permiten advertir no en qué se parecen sino en qué se diferencian. La historia es la disciplina de la diferencia.

La historia te dice por ejemplo, de qué manera reacciona la sociedad venezolana frente al abuso. Esta es una sociedad que históricamente se ha planteado demandar Estado de derecho o repeler el abuso de poder. En la medida en que no tengamos un mínimo de interés por nuestro pasado no podremos ver con claridad el presente.

-¿En su papel de historiadora qué otros temas quiere abordar?
-Nunca se tiene agotado el inventario. La historia es una demanda constante, por interés, por curiosidad porque la historia es inagotable. Yo quisiera escribir una historia sobre la vida del ciudadano venezolano, cómo los ciudadanos siempre han defendido sus espacios políticos… a veces no me alcanza el tiempo para escibir todo lo que quisiera pero permanentemente estoy en revisión, búsqueda, lectura, curiosidad… en profundo compromiso con lo que hago.

-Y en ese sentido, ¿qué libros hurga, cómo es su día a día?
-Todos los días de la vida leo. Para producir un texto uno no recurre fundamentalmente al libro, a documentación, en este caso que escribiré sobre Barquisimeto era fundamental la visita. Otras investigaciones demandan permanecer horas en el archivo. Hay también mucho de reflexión, de silencio y aislamiento. Luego de leer, revisar, pensar es que puedo sentarme a escribir. Como historiadora estoy constantemente en actitud de observación, de mirada, lectura, porque siempre estoy frente a un tema que me interesa. Eso no tiene calendario.Todos los días en la mañana trato de escribir.

-¿Algún consejo para los periodistas que también hacen de historiadores?
-Zapatero a su zapato. Es muy importante que un periodista esté enterado de la historia, que tenga referentes. Sin embargo, el trabajo del periodista es algo del día a día. Son actividades muy distintas. Por lo menos yo no trabajo bajo presión, para mí la posibilidad de reflexionar, pensar, ponderar, analizar; lleva su tiempo. El historiador no está apurado nunca ni está dispuesto a sacrificar la historia ni el tiempo.

En la radio

-Finalmente, ¿qué significó para usted hacer radio?
-Una delicia. Es un formato mucho más exigente porque cuando escribo un libro nadie me dice que le quite o le ponga páginas… el tiempo en la radio era de dos minutos y no es posible reducirlo o extenderse. Fue muy enriquecedor porque se llega a un público muy diverso y además es distinto expresar y exteriorizar una lectura que por lo general se vive en solitario, por ello fue una experiencia muy grata.

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