#Especial: La paz se logra enfrentando la violencia

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Sí es posible llegar a la paz, sin hacer la guerra. 

Pero… ¿Qué es la paz? Según el latín, “Pax” significa resolver mediante acuerdo, evitando todo tipo de violencia.

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Esos entendimientos se establecen dentro de una comunidad, pero también en el seno familiar, religioso y estatal para alcanzar la armonía, fin último de la tolerancia.

Para llegar a la paz hay que transmitirla, y hacia esa condición humana deben llegar todas las personas.
Afortunadamente existen en el mundo grupos humanos dedicados a esta loable acción para lograr un equilibrio entre los pueblos, cuyas consecuencias positivas se observan en la medida que se van creando espacios para el respeto de los derechos humanos.

Residenciada en Guayana, una barquisimetana está entregada a tiempo completo por el tema de la paz, cuyos logros hasta ahora han sido muchos.

Su nombre sencillo resuena en Canadá, al hacerse acreedora del permio Derechos Humanos 2012, otorgado por la embajada de ese país en Venezuela, representada por Pablo Gibbard, y por el Centro de Paz y los Derechos Humanos de la Universidad Central de Venezuela.

Se trata de la profesora Luisa Pernalete, con más de cuarenta años en el mundo de la docencia en el Colegio Fe y Alegría, del que fue directora en el estado Zulia y la ciudad de Guayana, estado Bolívar.

Pertenece al Centro de Investigación de esa institución educativa. Varias características definen la personalidad de Pernalete. Es entusiasta, carismática, impetuosa, formadora y entregada con absoluta voluntad por lo que hace.

Educación para la paz

Para Pernalete no hay nada más efectivo que educar para la paz, y hacer crecer un contingente de promotores como recurso humano para alcanzar una justa distribución en las actitudes de la sociedad, respecto al bien entre todos.

Suma importancia al valor que debe dársele al niño, niña y adolescente para su protección, velando en todo momento para que no se le vulneren sus garantías de desarrollo integral, sus derechos humanos y para que su sano crecimiento esté dotado de una excelente en formación y educación para un desenvolvimiento alejado de la violencia.

Dijo que para ello se requieren defensores educativos y de derechos humanos, “que los hay, pero trabajan con las uñas”.

Contra la violencia, coherencia

Luisa Pernalete es una defensora a ultranza de los niños, niñas y adolescentes.

Por lo tanto, le preocupa enormemente que la mayoría de los equipos de protección en Venezuela carezcan de recursos suficientes para la dotación de sus estructuras, que disminuye la prestación de la atención a este sector de la sociedad, amparado en la Ley para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopna).

“Las leyes no bastan, Venezuela es uno de los países latinoamericanos que ha prohibido el castigo corporal, pero no es suficiente con las prohibiciones si se carece de programas sistemáticos de formación de madres y padres, así como de profesionales en materia de derechos humanos y de paz para la vida”, expone.
Considera la supremacía de invertir recursos en prevención, “como lo dijo Nelson Mandela en un informe sobre violencia, hace años atrás”.

Sostiene que con operativos policiales espasmódicos o temporales no se resuelven los problemas de violencia.
“Y no es que el gobierno no haga nada, sería injusto decirlo, pero se requieren trabajos sistemáticos y recursos para el sistema de protección, es una necesidad”, apunta.

Módulos de formación

La especialista en gerencia educativa sostiene que el gobierno debe ceder los módulos de Barrio Adentro vacíos, para la incorporación de un equipo multidisciplinario en estos espacios, entre quienes se encuentren psicólogos y psiquiatras para las familias preocupadas por los niños, niñas y adolescentes que requieren formación y orientación.

Es alarmante, acota, que existen estructuras de protección para niños, niñas y adolescentes que cuentan con un solo psicólogo para atender a decenas de madres que acuden en busca de ayuda para evitar que sus hijos se conviertan en delincuentes.

Peor todavía, esboza, no hay suficientes Unidades de Atención en Baquisimeto, y son contadas las que existen en otras ciudades del país para la denuncia, y entonces a dónde acude una madre a consignar que su hija está siendo abusada sexualmente por un familiar o un particular, o a plantear casos reñidos con la ley que vulneren a los niños y adolescentes.

En estos casos es cuando se impone la necesidad de que el Estado destine mayores recursos para la prestación de un servicio, contemplado en el artículo 7 de la Lopna, para privilegiar a los niños, niñas y adolescentes.

La Lopna no es alcahueta

Al manifestar que la Lopna requiere de políticas públicas para que los profesionales del derecho y los funcionarios involucrados en los Consejos de Protección cumplan sus funciones, de forma óptima, Pernalete estima que esta ley no es alcahueta de los niños, niñas y adolescentes como se cree, ya que establece deberes y derechos para ellos y para las personas mayores de 18 años.

Lo que sí cuestiona fue la flagrante impunidad que modela en Venezuela.

Al respecto, critica la falta de sanciones o de prevención por parte de las autoridades para evitar que niños y adolescentes fumen y beban alcohol en locales comerciales, aún cuando su venta está prohibida por la Lopna.

Muchachos rescatables

Así como se trabaja fuertemente en la prevención, igualmente se lucha para rescatar al niño, niña y adolescente en situación de riesgo, para que no terminen en la delincuencia.

“Se está viendo el crecimiento del número de jóvenes victimarios delincuentes”, afirma, y agrega que urge atención especializada para elevarle el autoestima.

No está de acuerdo con que se le rebaje la imputabilidad al niño, niña o adolescente, es decir, la responsabilidad de sus actos. Tiene que ser sancionado, pero tomando en cuenta siempre que es un muchacho en proceso de formación y no puede enviarse a la cárcel de Uribana (por ejemplo) si cometió un hecho delictivo porque necesita atención especializada.

A quien sí se tiene que sancionar con todo el peso de la ley es al adulto que indujo al joven al delito, o le facilitó un arma de fuego para delinquir, porque el adulto sí sabe perfectamente lo que está haciendo, a diferencia del adolescente que no mide las consecuencias de sus actos.

Elevar la calidad de liceos

A propósito de los constantes choques violentos entre estudiantes de los liceos Coto Paúl, Miguel José Sanz y Escuela Técnica Industrial, escenificados con piedras y cauchos incendiados en la avenida Libertador y alrededores del Hospital Central Antonio María Pineda, Pernalete determina que lo primero es enseñarle a esos jóvenes procesos sistemáticos para que conozcan la paz como un valor, y no una invitación para los cobardes.

«La no violencia no es una invitación para cobardes, decía Ghandi”, sostiene.

Precisa que esas conductas violentas no se revierten con operativos y propone que se recuperen las horas de guiaturas en los liceos públicos.

“Hay que enseñarle a los muchachos a convivir pacíficamente, y eso no se enseña dictando charlas”, puntualiza.
No se trata de tres días de charla implementado por funcionarios de los organismos de seguridad, o por la Oficina Nacional Antidroga (ONA).

Recuerda que en una oportunidad un grupo de personas, conjuntamente con el Iujo, formaron a varios muchachos para el servicio comunitario, labor que se vio empeñada por un cambio de política en la Zona Educativa.

Insiste en la ejecución de estrategias en los liceos contemplados en la Ley de Justicia de Paz, como el Programa de Justicia de Paz Escolar, para generar líderes positivos desde el preescolar, escuelas, instituciones de educación básica y diversificada y universidades.

Violencia juvenil

No hay un solo factor para explicar las razones del problema de violencia en Venezuela.

No se le puede establecer responsabilidades, por ejemplo, a la televisión, que sí tiene cierta dosis, porque esta misma televisión por cable que va de Argentina hasta Canadá no hace que en todas partes se maten igual que en este país.

En el caso de Canadá la tasa de violencia no llega a 2%, es decir, 2 crímenes por cada cien mil habitantes, y en Costa Rica la tasa de homicidio de es 11 personas por cada cien mil habitantes, mientras en Venezuela es de 70 por cada cien mil habitantes. estamos segundo después de Honduras y El Salvador.

La impunidad modela 

La impunidad es otra de las causas de la violencia en Venezuela, ya que el muchacho sabe que el malandro de la esquina asesinó a cuatro personas y no lo encarcelaron.

Es igual al padre que no corrige al hijo si cometió una falta en el seno familiar, le está transmitiendo el mensaje que lo siga haciendo porque no le va a pasar nada.

Lamentó que la impunidad en Venezuela alcanza el 91%, es decir, de cada cien homicidios, noventa y uno queda sin castigo, convirtiéndose en un modelo para muchos porque no reciben castigo por sus hechos.

A tiempo completo en esta lucha que apasiona

Nuestra entrevistada es licenciada en educación, egresada de la Universidad del Zulia, con posgrado en Gerencia Educativa.

Escribe la columna “Hagamos las Pases”, en El Correo del Caroní, que se publica los lunes para promover la paz, reproducida por Provea y el Centro Gumilla.

Forma parte de la asamblea del Programa Venezolano de Educación y Acción (Provea).

El Rotary Club Venezolano la premió como Servidora Pública del Año, por hacer aportes a la cultura de paz en la ciudad. El Consejo Municipal de Derechos del Niño, Niña y Adolescente de Chacao le otorgó el premio anual.
Escribió un libro dirigido a las madres de los sectores populares, con el objeto de que puedan usar todas las herramientas planteadas en el texto, para que se desempeñen como mejores progenitoras y promotoras en su comunidad.

Actualmente trabaja en la edición de otro libro dedicado con interés a maestros y maestras de todo el mundo, que próximamente será presentado.

Canadá reconoce a Venezuela en este tema

Pablo Gibbard, embajador de Canadá en Venezuela señala que su país reconoce la labor de Luisa Pernalete, al otorgarle el premio Derechos Humanos 2012, el cual le fue entregado este año.

Recuerda que a partir del año 2009 la embajada de su nación aquí en Venezuela unió esfuerzos con el Centro para la Paz y los Derechos Humanos de la UCV, y crearon este significativo premio, que ahora es necesario para estimular a quienes llevan la paz en sus venas.

Con el mismo se reconoce a las personas que trabajan por la paz.

Derechos Humanos 2012 lo han recibido en Venezuela Humberto Prado, del Observatorio de Prisiones; Feliciano Reina, de Sinergia, Raúl Cuba, uno de los fundadores de Provea, y la educadora Luisa Pernalete.

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