Por la puerta del sol Astuto y hábil uso político de las palabras (I)

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“Con las palabras se puede envenenar y también embelesar” (Gorgias)
Si hasta el día de hoy ha sido pésima su gestión y totalmente equivocado el camino hacia donde han llevado el país, gracias a los errores de quienes mandan, nos hemos visto obligados a analizar su comportamiento y la astucia que tienen de embaucar con sus mentiras y explotar la necesidad de los más pobres. Igualmente hemos aprendido a fortalecer el amor patrio y la lucha por nuestras, creencias, ideas, disidencia y pensamiento libre. Se fortalece la protesta, rechazamos todos unidos el abuso y uso de la fuerza, las represiones, sus engaños falta de voluntad e inteligencia para solucionar los tremendos problemas del país, como el desabastecimiento y la carestía, que nos lleva de aquí para allá como limosneros buscando comida para llevar a la casa. Protestamos por la falta de respuesta ante el humillante y pírrico aumento del sueldo mínimo, la gran inflación que golpea y golpea el alma, el bolsillo y la paciencia. Queremos saber si la obligación del Estado es asegurar la salud de todos vacunándolos contra la gripe H1N1 y no se encuentran las fulana vacunas en ambulatorios, ¿por qué si no las hay en los centros públicos, se consiguen en instituciones privadas a altísimos precios? No entendemos el por qué del desdén y odio contra la autonomía universitaria y la negativa a escuchar reclamos de obreros, empleados, profesores y estudiantes.
De acuerdo a sus acciones hoy vemos lo que son, podemos asegurar dónde fue forjada su alma, cuál es la escuela de sus valores morales, cuáles sus traumas, ambiciones, complejos, e incapacidades etc.
Las circunstancias actuales nos llama a reflexionar en tales actitudes para poder juzgar a estos entes de acuerdo a los estudios que hace la historia, a las experiencias y a lo que algunos hacemos ya y aportamos en libros, ensayos, artículos de prensa y revistas, como testimonio de esta época de persecuciones, odios, tiranía y mentiras políticas.
El tema de esta semana tiene mucho qué ver con esa mentira gubernamental, disfrazada de verdad que escuchamos, vemos y leemos a diario a través de los medios de comunicación.
Para entender lo que vivimos he hurgado en los libros y primeros maestros de la vieja Grecia que se dedicaron al estudio del hombre, de su pensamiento, sus costumbres, su organización social, sus leyes, etc.
Vamos a la historia: Tras las guerras médicas acaecidas de 479 a 492 antes de Cristo, que libraron los atenienses y los persas, se produjo un cambio político en Atenas. Del gobierno aristocrático se pasó al de la democracia. Gracias a Pericles que fue elegido gobernante pulcramente, por quince veces consecutivas, Atenas vivió una etapa de esplendor y felicidad por 56 años. Se consolidó la democracia, se disfrutó y el pueblo fue testigo de un auténtico apogeo cultural. Este momento político dio origen a un nutrido grupo de profesionales de la enseñanza que iban y venían libremente por toda Grecia adiestrando a sus alumnos en el arte de la retórica, el derecho y la política. Ellos fueron la primera universidad. Durante este periodo surgieron los sofistas (movimiento socio cultural) que penetró todos los rincones de la sociedad griega. El fondo filosófico de este movimiento es el relativismo (moral) y el escepticismo (conocimiento).
En parte de los discursos de los sofistas, no se buscaba la verdad, sino mostrar la incoherencia del adversario. En principio nada es verdad y nada es mentira, depende de la habilidad que se tenga en quitarle el puesto a la evidencia fuerte para ponerse el débil. El buen sofista es capaz de convencer de una cosa e inmediatamente convencer de lo contrario. Este es precisamente el oficio que vemos en los actuales gobernantes que aplican su argumento de mentiras al pueblo embobado, con la idea sembrada en su mente de que vive en un paraíso, que nada tiene qué ver con la realidad que vive diariamente.
Los sofistas se consagraron al estudio de la elocuencia, dominado por el escepticismo de su tiempo, demostraron mediante el esfuerzo de su oratoria la verdad y la culpa, el pro y el contra de todo tema. Eran despreciados y considerados por Platón y Aristóteles como una peste moral de embusteros. Sin embargo, estos señalados fueron los maestros de la sabiduría que enseñaban todo lo que debía saber un hombre bien educado anheloso de obtener los primeros puestos del Estado.
Próximo sábado fin del tema.

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