Más de 30 tiros le dieron a Charlie Alexander Sivira Ruiz, de 27 años, a quien asesinaron cerca de su casa, luego de celebrar el Día del Padre junto a sus dos hijas de nueve y tres años de edad, a quienes dejó huérfanas.
La mañana del domingo Charlie estaba junto a sus hijas compartiendo su día. A la 1:00 de la tarde, le dijo a su esposa Neury Ramírez, con quien tenía cinco años de matrimonio, que iba junto a sus amigos a continuar la celebración, en la cancha de la calle 2 entre avenidas 2 y 3 del barrio Primero de Mayo del municipio Palavecino. Después siguieron la fiesta por las calles del sector, así pasaron las horas, le escribió dos mensajes a sus familiares informándoles que todo estaba bien.
A las 12 de la noche, aproximadamente, se formó una primera riña. Las hermanas y esposa de Sivira Ruiz, se acercaron para saber si era con él pero se dieron cuenta que no era así, se fueron a su casa pero dos horas y media después, escucharon al menos 30 disparos. “Eso fue horrible; no pensamos que era con él. Cuando se calmaron los tiros salimos a ver lo que pasaba y efectivamente mataron a Charlie”, narró su mujer.
Algunas versiones apuntan a que la víctima estaba limpiando las aceras. Uno de sus “compinches”, quien estaba pasado de tragos, le dijo: “¿Para eso quedaste? Para limpiar pisos”, por lo cual inició una discusión, continuaron unos golpes y culminó en un triste final.
Según testigos del hecho, habrían utilizado diferentes armas de fuego para cometer el hecho, entre ellas revólveres porque no quedaron conchas en la escena del crimen, otros aseguran que después del homicidio, los actores materiales recogieron los restos de las balas para no dejar evidencia.
Desiree Rosales, una de las seis hermanas del ahora occiso, dijo que el hombre de 27 años, había quedado boca arriba pero después que lo mataron le dieron muchas patadas y cachazos. “Cuando llegamos estaba agonizando, respiraba fuertemente pero no dijo nada. Minutos después falleció”.
Era comerciante
Según los familiares del occiso, Sivira Ruiz trabajó durante nueve años como comerciante; compraba ropa en Maracay la cual distribuía después por algunos estados del país. Hace poco más de un mes llegó de su último viaje en El Vigía donde había llevado parte de la mercancía, la cual repartía en un taxi que alquilaba.
“Era un hombre trabajador, no se metía con nadie, incluso últimamente colaboraba mucho con la directiva del consejo comunal”.