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La Tierra es un sistema que integran tres grandes masas en un todo compacto: el sólido; el área líquida, el agua; y, el área gaseosa: la atmósfera. Todo lo que suceda en cualquiera de ellas, sucede lógicamente en la Tierra. La atmósfera es el área más externa y la encargada de preservar los componentes de todas y cada una de las áreas. No resulta extraño cuando miramos hacia la atmósfera, hacia arriba, decimos; hacia esa zona habitada por el aire, que se vean cosas verdaderamente maravillosas: el ascenso del vapor caliente del agua, frío es invisible. El majestuoso descenso de la lluvia. El humo no encuentra dificultades en el ascenso. Vemos caer la piedra de Einstein que le permitió descubriera que en el espacio si no se cuenta con una referencia la trayectoria no es determinable. Y, por otro lado, la caída de la celebrada manzana de Newton que le indujo formular su difundida teoría acerca de la caída de los cuerpos.
Lo expuesto en el párrafo que precede nos enseña que es innegable que en la atmósfera, además de los animales voladores, hay una gran variedad de cosas que, sin volar, bajan y suben que neblinan la conocida teoría newtoniana. Bien entendida la situación, los cuerpos que descienden son los sólidos y los líquidos; de aquí que todo sólido que asciende a la atmósfera necesariamente debe descender. Los cuerpos que ascienden son los gaseosos: vapor de agua, humos, etc. De modo que a la vista de todos en la atmósfera, los objetos pertenecientes a las tres grandes áreas en las cuales se estructura la tierra, se movilizan de acuerdo con las físicas de sus cuerpos.
Los sólidos y líquidos en su movilidad descienden hacia las áreas sólidas y líquidas del sistema planetario nuestro. Los cuerpos gaseosos como el vapor de agua y los humos tienen movilidad ascendente, porque la naturaleza gaseosa del área atmosférica es la zona indicada para recibir los cuerpos gaseosos que con su estadía en las áreas solida y líquida podrían provocar en éstos seguramente incomodidades.
La teoría de Newton parece ocuparse solo de los cuerpos sólidos, la lluvia, según ella, parece a todas luces haber sido obviada, y los cuerpos gaseosos, igualmente, parece que no hubo de considerarlos.
Este criterio nos induce a plantear que los cuerpos en el medio atmosférico no caen. Que los cuerpos en este medio orientan su movilidad hacia el área que por su naturaleza sólida, líquida, gaseosa les corresponda. Los cuerpos sólidos y líquidos descienden hacia las áreas sólidas y líquidas de la tierra; y los cuerpos gaseosos necesariamente deben ascender hacia el área reservada para ellos. De esta manera creemos haber contribuido con la revelación del comportamiento de todos los cuerpos pertenecientes a la Tierra, que se sitúen en su atmósfera. Y a dejar bien clara la razón por las cuales se produce en el área atmosférica la movilidad de los cuerpos de los tres estados hacia su área correspondiente. Más allá de las áreas del sistema está el espacio abierto y ningún elemento constituyente de este sistema puede escapar del área propia y natural de la atmósfera como área señalada de protección. Descubierta por el hombre la ley de escape es como se ha podido enviar naves, tripuladas o no al espacio.