La presidenta Dilma Rousseff definió el lunes a las relaciones con América Latina como la prioridad de la política externa de su gobierno y llamó a profundizar la integración entre los países sudamericanos.
En una ceremonia de formación de alumnos de la academia diplomática Rio Branco, Rousseff defendió también una reforma de los organismos internacionales, como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
La mandataria destacó en la ceremonia que el énfasis en las relaciones con los países vecinos, expresada en la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), se propagó al resto de América Latina con la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC).
Ambos organismos fueron creados con un fuerte impulso del gobierno brasileño, que ha defendido una mayor integración entre países latinoamericanos.
Según Rousseff, Brasil pretende enfrentar «las vicisitudes de la globalización» junto a sus socios de la región, por lo cual abogó por el fortalecimiento del Mercosur, la alianza comercial en la que participa junto a Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
«América del Sur debe dar respuesta conjunta a sus desafíos, profundizando la integración en materia económica, de relaciones comerciales e inversiones, de defensa, diálogo y articulación política, haciendo que la región sea capaz de solucionar sus problemas y no necesite ninguna intervención externa», destacó.
Resaltó también el interés por fortalecer la cooperación entre los integrantes del BRICS (Brasil, India, China y Sudáfrica) y con África, que calificó como una de los continentes que más crece en el mundo. Todo ello, dijo, sin descuidar las relaciones con los países industrializados.
«La política externa brasileña tiene una vocación universalista, por eso queremos profundizar las relaciones con la Unión Europea y Estados Unidos. Esa relación no impide que tengamos personalidad propia en la escena mundial», sostuvo.
Al defender la orientación multilateral de la diplomacia brasileña, Rousseff se pronunció por una «reforma urgente» de los organismos internacionales, tanto los que gobiernan el sistema económico como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, como el Consejo de Seguridad de la ONU.
Según Rousseff, tales organismos «carecen de representatividad y a veces de legitimidad» para responder a las amenazas a la paz y la seguridad mundiales.
Brasil viene luchando por una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU que le permita asumir un puesto permanente en el organismo, integrado actualmente por cinco miembros permanentes (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) y diez rotativos.
