El presidente venezolano Nicolás Maduro solicitó al papa Francisco la canonización de un médico que atendió a los pobres en Caracas y que es considerado un santo por muchos venezolanos.
Maduro entregó al pontífice una estatuilla de José Gregorio Hernández, que vivió de 1854 a 1919, durante una audiencia de 20 minutos que mantuvieron el lunes y dijo: «Esperamos su canonización. Es un santo del pueblo».
El mandatario venezolano también le regaló al papa un retrato del héroe nacional Simón Bolívar y un cuadro de la virgen Coromoto, patrona de Venezuela.
El pontífice, por su parte, le dio el libro de Aparecida con los documentos de la V Conferencia General del Episcopado latinoamericano y caribeño celebrada en esa ciudad brasileña en 2007 y una lapicera.
Durante el encuentro, Maduro y el pontífice también dialogaron sobre la situación política en Venezuela y el proceso de paz en Colombia.
En las conversaciones «que se han desarrollado en una atmósfera de cordialidad, se ha tratado la situación política y social del país tras la reciente desaparición del presidente Hugo Chávez Frías», informó el Vaticano.
Asimismo, agregó un comunicado de la Santa Sede, trataron «diversas problemáticas actuales, entre ellas la pobreza y la lucha a la criminalidad y al narcotráfico».
Dijo también que «se ha pasado revista a la situación regional y, especialmente, al proceso de paz en Colombia».
Señaló además que «se hizo referencia a la presencia histórica de la Iglesia Católica en Venezuela y a su decisiva aportación en los ámbitos de la caridad, de la asistencia sanitaria y de la educación». Antes de la reunión, el cardenal venezolano Jorge Urosa instó a Francisco a presionar a Maduro para que deje de atacar verbalmente a sus críticos.
Una numerosa delegación acompañó al mandatario venezolano, encabezada por el ministro Relaciones Exteriores, Elías Jaua, y la primera dama Cilia Flores.
Antes de entrar a la biblioteca del papa, donde se realizó la audiencia, Francisco le dio la bienvenida y le agradeció su visita.
Maduro le contestó que era un honor y un gusto conocerlo y se declaró muy impresionado: «Estoy feliz de estar aquí y sobre todo de conocerlo. Gracias por lo que está haciendo».
El mandatario le contó el premio que recibió el domingo de la FAO por la reducción del hambre y le aseguró que su país «es el que más ha hecho en el mundo contra el hambre en la última década».
Al parecer le pidió al pontífice que lo bendijera porque le hizo la señal de la cruz en la frente, como constató un grupo de periodistas que lo acompañó hasta antes de que se iniciara el encuentro privado.
Foto: AP