Uno goleó, el otro dio un recital. Brasil y España, los grandes favoritos en la Copa Confederaciones, arrancaron el torneo desde la primera fila de la parrilla y dan rienda suelta a la posibilidad de una final soñada el 30 de junio en el estadio Maracaná.
Es temprano y falta bastante camino por recorrer, pero la victoria brasileña 3-0 el sábado sobre Japón en Brasilia, y la de España 2-1 el domingo ante Uruguay en Recife, dejaron al anfitrión y al campeón mundial bien encaminados en sus zonas.
Brasil comanda el Grupo A, mientras que España es segunda en el B, sólo porque Nigeria le endosó un 6-1 a Tahití el lunes.
En un campeonato corto, en el que cuatro de los ocho participantes avanzan a las semifinales, esos resultados los colocan con un pie en la próxima ronda.
«El equipo sale con muy buen sabor de boca», comentó el volante español Andrés Iniesta al resumir las sensaciones de la Roja luego de la obra maestra que entonó el domingo ante Uruguay.
Sin entrar a menospreciar al próximo rival, España tiene prácticamente asegurado un triunfo en su siguiente partido por el Grupo B contra Tahití, una selección de jugadores amateurs que seguramente estarán emocionados por la oportunidad de tomarse una foto con estrellas como Iniesta, Xavi Hernández e Iker Casillas.
Iniesta así lo insinuó, al recalcar que se trata de un oponente «inferior», aunque sin restarle importancia al esfuerzo necesario para superar ese encuentro el jueves en Río de Janeiro.
El técnico Vicente del Bosque no se animó a decir si jugará con suplentes en el Maracaná, aunque la realidad es que toda la banca española es infinitamente superior a los mejores futbolistas de Tahití, la pequeña isla de la Polinesia frances cuyos jugadores además se desempeñan como maestros, camineros y en otros oficios.
Con la vía aparentemente allanada a las semifinales, el trabajo de Del Bosque consiste en asegurarse que su plantel no pierda la concentración.
«Esa es nuestra tarea principal, concienciar a los jugadores y tenemos que mirar para adelante, no conformarnos con lo que se ha conseguido y ser buenos deportistas», apuntó el timonel español.
Brasil, puntero del Grupo A, comenzó a pedir de boca: inauguró el Estadio Nacional Mané Garrincha con su cómoda victoria sobre los monarcas asiáticos, y por si fuera poco, su astro Neymar marcó un golazo a los tres minutos, para sacarse algo de la presión que arrastraba por una sequía con la selección.
«Fue un día especial. El equipo jugó realmente bien y disputó un gran partido», comentó la nueva figura del Barcelona. «Lo más importante no es quién anote, sino quién contribuya a la selección. Obviamente, estoy muy contento por haber marcado un gol tan lindo y haber ayudado al equipo».
La Verdeamarela tiene un duelo más complicado que España en la segunda fecha el miércoles en Fortaleza, ya que enfrenta a un México que se juega la vida tras perder 2-1 ante Italia el domingo en su debut.
El martes no hay encuentros, y el miércoles juegan Japón e Italia en Recife.