El mayor evento futbolístico en Brasil desde el Mundial de 1950, la Copa FIFA Confederaciones, comenzará este sábado en la capital Brasilia en medio de protestas en todo el país que amenazan con aguar una gran fiesta que todavía sufre los últimos retoques.
Brasil y Japón abrirán el fuego en el Estadio Nacional Mané Garrincha de Brasilia desde las 16H00 locales (19H00 GMT), que este viernes amaneció bloqueado por un grupo de 400 manifestantes que quemó neumáticos. La policía militar confirmó que se trató de una protesta del llamado «Movimiento Sin Techo» que exige la adjudicación de viviendas dentro de la ciudad.
Se apreciaba una columna de humo negro en los alrededores del nuevo estadio.
«Tarjeta roja para la Copa, que viola los derechos humanos», rezaba uno de los carteles de los manifestantes, que según la policía se disolvió horas después luego que el gobierno federal accediera a recibirlos.
Entre otras reivindicaciones, denunciaron los elevados gastos públicos para el Mundial-2014, 475 millones solo en el estadio de Brasilia, y los desalojos forzados de decenas de miles de personas en todo el país debido a las obras.
Un representante de un grupo de presión por la reforma urbana dijo a la AFP: «el gobierno tiene el deber de ayudar al pueblo. Son de Brasil, viven en Brasil».
La presidenta Dilma Rousseff aprovechó una visita a Rocinha, la favela más grande de Rio, para defender el viernes la Copa del Mundo en Brasil.
«Cuando preguntan a ustedes qué ganamos con la Copa (…) además de la alegría del fútbol, de ver a Brasil jugar, además de la Copa Confederaciones -y nosotros todos hinchamos para que Brasil gane- ganamos una mejora en la seguridad, ganamos todas esas obras que también son fundamentales» en las carreteras y en el metro, aseguró.
«Son obras para mejorar la ciudad. Puede ser en un momento para los turistas, pero por el resto de la vida será para mejorar la vida de la población de Rio de Janeiro», sostuvo la mandataria.
Otras protestas contra el alza del precio del transporte público tuvieron lugar el jueves de noche en Sao Paulo, donde una manifestación de 5.000 personas finalizó en choques con la policía que dejaron 232 detenidos y un centenar de heridos según la Policía Militar y la prensa local.
La organización del torneo, que comienza el sábado, también pondrá en la mira las capacidades organizativas de un país que recibirá al Papa este julio y tiene por delante los Juegos Olímpicos-2016.
En lo que respecta al fútbol, después de superar varios obstáculos que provocaron disgustos en la FIFA, todo está listo para la novena edición de la Copa Confederaciones, ensayo general para el Mundial-2014 y que en las apuestas augura una final entre la ‘Seleçao’ y la campeona mundial España.
O casi listo. Las obras de finalización en todo el entorno del estadio Maracaná son más que evidentes. Los accesos a varias zonas están dificultados o bloqueados por maquinaria y decenas de obreros trabajando.
Seis ciudades, Brasilia, Belo Horizonte, Rio de Janeiro, Salvador, Fortaleza y Recife serán sede de un torneo que se disputará desde este sábado hasta el 30 de junio.
Brasil, por su condición de local, España como campeona del mundo, Italia (vicecampeón de Europa), Uruguay (campeón de América), México (de la Concacaf), Nigeria (de Africa), Japón (de Asia) y la ignota Tahití (campeona de Oceanía), disputarán el torneo.
El ‘scratch’, fortalecido por la goleada 3-0 ante Francia en un amistoso jugado en Porto Alegre, abrirá el Grupo A ante Japón. Lo completan Italia y México.
Mientras tanto, el Grupo B está formado por España, Uruguay, Nigeria y Tahití y se iniciará el domingo en Recife con el choque entre los campeones mundiales y la celeste.
Foto: AP/Reuters