Mientras Alemania, conmemora el bicentenario del nacimiento de uno de los compositores musicales de fama universal, Richard Wagner, nacido en 1813, Maracaibo, recuerda el centenario del nacimiento de uno de sus grandes compositores: el Maestro Luís Guillermo Sánchez, quien viniera al mundo un 10 de mayo de 1913, precisamente en la capital zuliana.
Los griegos en los días difíciles de su historia, al salir de las representaciones teatrales de las tragedias de Esquilo, golpeaban sus escudos gritando Patria, Patria. En esta hora difícil de Venezuela donde también asistimos a una tragedia, lo que golpean los zulianos son sus corazones para recordar a uno de los grandes de la música popular y clásica venezolana.
La música ha estado ligada a la vida del Zulia y entre esas expresiones del pentagrama, destaca la música de este compositor, que combinó magistralmente creaciones de perfecta armonía, entre la belleza de su música y el contenido poético de sus letras.
El Concejo Municipal de Maracaibo, ha concedido la condecoración post mortem al Maestro Luís Guillermo Sánchez, fallecido en Caracas trágicamente un 30 de agosto de 1969. En 1962 hubo de entregarle tres premios en un concurso típico de música zuliana, en los géneros de vals y contradanza a propósito de sus canciones Sol de Mara y Mi Lago Azul.
José Martí afirma que “El honor humano es imperecedero, intemporal e irreductible y nada lo desintegra, ni amengua. Y cuando de un lado se logra oprimirlo y desvanecerlo, salta inflamado y poderoso de otro”. La Faleristica, la Heráldica y la Vexilología, lo mismo que el Derecho Honorífico, son disciplinas simbólicas, que explican las condecoraciones post mortem, que relacionadas con la ética, son una vuelta a las raíces, a la totalidad perdida y es una de las formas más sublimes de educar a las futuras generaciones, sobre el tiempo pretérito y el legado que se extiende más allá de la vida.
No es fácil trazar coherentemente y hacer justicia a las facetas de un compositor como Luís Guillermo Sánchez que incursionó géneros musicales tan diversos como la opera, la zarzuela, la danza y la contradanza, el bolero, el merengue, el bambuco, los valses, el chotis y el pasodoble, en una palabra la música popular y la clásica.
Cuando uno escucha la música de Luís Guillermo Sánchez y lee la letra de sus canciones, se sumerge en la naturaleza del Zulia. El compositor lo pasea a uno por un festín de olas lacustre, un cristal de aguas diáfanas, cocoteros, riberas, arco iris, rumores de palmeras, paisajes, orillas, redes de pescadores, barquitos, brisas, lago azul, fragancia de jazmines, rosas de otoño, invierno copioso y lluvias. “Lluvia” fue quizás, su composición más conocida en el ámbito nacional.
El Maestro Sánchez sentía una necesidad irreprimible de abrazarse musicalmente a la ciudad que le vio nacer, pero fue el Lago de Maracaibo, regalo de Dios a Venezuela, calentado por el sol y espolvoreado de luna, perfumado de palmas lo que le sirvió de jardín a más de una de sus composiciones.
Este compositor marabino estudió teoría musical, solfeo y piano, fue pianista, organista y violinista. Tuvo un interés temprano por la música y sin las influencias culturales foráneas, pudo sin embargo en vida, relacionarse con los músicos y compositores más importantes de su tiempo en Maracaibo.
De la obra del Maestro Sánchez se encuentran testimonios en las escuelas, diarios, templos, teatros, orquestas y en las calles, porque en su andar sencillo se le veía como maracaibero de pura cepa, lo mismo en un carrito por puesto que en un autobús, trajinando su arte.
Este trovador del amor romántico, la nostalgia y la tristeza, de los desengaños y el corazón enamorado, de la infinita pasión y las caricias, del fulgor primaveral y la bella juventud, de los pedacitos de ensueños envueltos en bruma, al divulgar trazos de su biografía le rendimos un testimonio perpetuo de reconocimiento a su producción musical, a su alma limpia y generosa.
