Desde hace tiempo vivimos una dictadura cada vez más subordinada a la Cuba castrocomunista. Desde hace tiempo, todos los poderes del Estado están controlados. Antes, por el caudillo. Ahora, por un gobierno de varias cabezas con denominador común: su subordinación al régimen de La Habana. Desde hace tiempo, los promotores de la revolución imposible se someten a Cuba buscando viabilidad al proyecto totalitario, como ayer lo hicieron sus dominadores de hoy, entregándose a los soviéticos.
Desde hace tiempo se confunden Estado, Gobierno, Partido, Ejército y Caudillo. Desde hace tiempo, se incrementan los privilegios del estamento militar y se militariza el gobierno civil. Desde hace tiempo, las formas democráticas han ido perdiendo su contenido. Desde hace tiempo, las elecciones se realizan con un ventajismo inaceptable, abuso de poder manifiesto y adulteración de resultados.
Desde hace tiempo, se limitan las libertades y se cercenan derechos fundamentales. Desde hace tiempo, oponerse al proyecto totalitario significa exclusión, persecución, exilio o prisión. Desde hace tiempo, la crisis moral de la república corroe la elite dirigente, a los llamados enchufados.
Desde hace tiempo, la hegemonía comunicacional del Estado se acentúa, acosa y persigue a los periodistas, se censura y se promueve la autocensura de los medios de comunicación social. Desde hace tiempo, se destruye la economía nacional, su capacidad productiva y se juega con las necesidades populares experimentando con modelos comprobadamente fracasados.
Desde hace tiempo, el espacio para la actividad privada, particularmente empresarial se reduce. Desde hace tiempo, los negocios en Venezuela suponen la adhesión al régimen o no beligerancia opositora. Desde hace tiempo, se atacan las creencias religiosas de los venezolanos, particularmente la católica, mientras se construye una fe militar revolucionaria.
Todo ocurre bajo los rótulos bolivarianos en un ambiente de culto revolucionario al Libertador. Todo ocurre cuando militares y civiles militaristas controlan las posiciones claves de la conducción del Estado. Todo ocurre pisoteando y humillando nuestra venezolanidad, mientras los enchufados llenan sus alforjas y entregan nuestra patria.
Vivimos la hora más obscura de la república.
Ni siquiera los más ingenuos, los más inexpertos, los más ignorantes podrán negarlo. Vivimos tiempos de regresión que se profundizan a medida que la fase final del régimen se prolonga.