Paris Jackson, la hija del rey del Pop, Michael Jackson, de ya 15 años, quiere cambiar, alejarse de su familia, centrarse en su vida y en su carrera como artista y que la dejen de ver como «el bicho raro».
La adolescente está cansada del mal ambiente familiar que respira en casa de su abuela, e hizo saber a sus amigos y conocidos que quiere tener una vida más normal, más tranquila y estable.
Su cambio ha comenzado, y comenzado por el pelo. Hasta hace tres meses, París llevaba el pelo largo con un toque algo rock, pero ahora ha decido sumarse a la moda punk y dejárselo muy corto por atrás y flequillo desfilado largo por delante además de ponerse reflejos rojos y negros.
A ello se suma la gran disputa con su abuela Katherine, la que por creencias religiosas obligaba a Paris y a su hermano Prince Michael, a ir a pedir de puerta en puerta, ejerciendo de testigos de Jehová. La joven afirma, que a pesar de continuar con sus creencias cristianas que su familia paterna, incluido su padre, le han inculcado, ella se niega rotundamente a tener que ir pidiendo por las casas.
Esto ha tenido que ser una dura decisión para ella, ya que tuvo que enfrentarse a su abuela, la que dice que desde que Paris se «enfrentó» a ella y dejó clara su posición no ha vuelto a pedir.
Esta disputa familiar, ha llevado a la adolescente a verse más con su madre, Debbie, que accedió alejarse de ella a cambio de 8 millones de dólares y una casa en Beverly Hills. Katherine recuerda este hecho a Paris, su nieta, ya que está meditando la idea de dar un paso más con su madre biológica e irse a vivir con ella, ya que se siente así mucho más libre y cómoda. En su propio Instagram ya ha publicado fotos con Debbie, en la celebración de su cumpleaños.
Paris está comenzando a tomar las riendas de su vida, a sus 15 años no se anda con rodeos y quiere ser independiente del panorama familiar que siempre ha caracterizado a los Jackson.