Américo Martín: El racionamiento es un retroceso profundo hacia la pobreza

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El sistema automatizado de venta de comestibles en los supermercados, que ha sido puesto en práctica en 65 establecimientos de Maracaibo para, en palabras del secretario general del Gobierno del Zulia, Blagdimir Labrador, “colocar un límite a los consumidores de comprar los productos regulados una vez por semana”, ha sido considerado como un sofisticado método de racionamiento.

Al respecto, le preguntamos a Américo Martín: ¿está Venezuela, con relación al racionamiento, copiando la experiencia cubana?

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-Es un retroceso real de la economía. No es una pobreza circunstancial. No hay suficientes productos, pero sí muchos consumidores. En consecuencia, el igualitarismo socialista o la necesidad de defender la estabilidad de un régimen en esas condiciones impuso, en el caso de Cuba en 1962, la libreta que ellos llaman de abastecimiento y la oposición la denominaba de racionamiento; pero, que en realidad son la dos cosas.

Retroceso

La primera cuestión que debemos observar es que este sistema que se está implantando es el resultado de un retroceso profundo hacia la pobreza.

Lo alarmante no es que se copie el modelo cubano, sino que es la caída de la economía bajo la actual conducción. Ocurre lo mismo que le pasó a Cuba cuando comenzó a caerse económicamente: no había suficientes bienes, especialmente alimentarios, para satisfacer las necesidades primarias de la gente.

En Venezuela la canasta alimentaria es cada vez más inaccesible para la gente. El último salto que dio la inflación en el mes de mayo no tuvo precedentes durante los 14 años de Gobierno de Chávez. Llegó al 6 por ciento, combinado con la caída del crecimiento económico en el primer trimestre, que coloca al país con un crecimiento económico, según el Banco Central, de 0.7. Creo que es menos. Pero, en todo caso, no compensa el aumento demográfico interanual. En consecuencia, eso se considera no crecimiento sino decrecimiento.

Insostenible

-¿Cuál tendría que ser el crecimiento?

-Si lo ponemos en línea con los demás países de América Latina debería estar entre el 4 y el 6 por ciento. Ese 0.7 por ciento, que es inaceptable, está combinado con la inflación más alta de América Latina. Se estima que al ritmo que llevamos la inflación va a concluir mucho más alta que el año pasado y el antepasado. Terminará por encima del 40 por ciento. Eso es insostenible.

Con esos índices un Gobierno no puede resistirse, sino buscar la manera de entenderse con el país, para entre todos encontrar soluciones o sentarse sobre bayonetas y va a ser muy difícil contener los reclamos populares, aplicando la primaria receta de la represión.

Ilusión

-¿Esta situación se veía venir cuando se está importando hasta papel sanitario?

-Claro que se venía venir y muchísimas veces fue advertida por la oposición. Pero, el Gobierno estaba sencillamente bajo la ilusión del socialismo del siglo 21, según la cual se podía crecer en una forma más equitativa y socialmente más justa con un sistema que prescindiera de la iniciativa privada y que se organizara sobre la base de unidades económicas que no se movieran por el lucro, sino por la solidaridad.

Esa fue una quimera de los socialistas utópicos del siglo 19, de los cuales se burlaban hasta el propio Carlos Marx.
El marxismo también se ha convertido en una utopía similar a la de esos socialistas del siglo 19.

En un mundo tan competido como el actual, cuando toda América Latina está creciendo (salvo Cuba, Haití y Venezuela que están decreciendo), es urgente atraer la inversión.

En Cuba en este momento es tan grave la situación que la libreta de racionamiento pasa a ser un tronco que flota en el mar, del cual se aferra la gente, porque sino, no tendría alimentos.

Fracaso

La libreta de abastecimiento de los cubanos es por una parte, la demostración de un fracaso profundo en la capacidad productiva de la sociedad por el modelo que han creado y, al mismo tiempo, es la manera de garantizarles limosna a gran parte de la población, dijo Martín.

-El régimen de Raúl Castro con la línea reformista que hizo aprobar en el sexto Congreso del Partido Comunista Cubano del 2012, ha comprendido que tiene que hacer un ajuste terrible. Y uno de los objetivos es abandonar la libreta. Por el momento han ido eliminando rubros de esa tarjeta que eran subsidiados y ahora son de acceso libre por cuanto ese país se encuentra en un estado deplorable.

Lo que está tratando de hacer es un electroshock que comprende, además, la eliminación de los comedores populares.
Tratan de tomar esas medidas para atraer inversiones. Raúl Castro confía ahora en la iniciativa privada. Lo que pasa es que está partiendo de cero.

No hay tiempo de que maduren inversiones y tendría que hacer cambios políticos sustanciales para que fluyan los capitales sobre la base de la seguridad de que no serán después desconocidos o sujetos a reglas no claras.

Paralización

En Venezuela está sucediendo lo mismo. Se ha paralizado la inversión, no crece la economía real y cuando digo eso me refiero a la industria y la agricultura, sino que por el contrario, decrece.

El país ha mantenido la alimentación hasta cierto punto porque dispone de una moneda de divisa fuerte en un mercado petrolero al alza durante muchos años. Eso es lo que le ha permitido a medias abastecer a la población.

Pero ha llegado un momento en que la industria petrolera está terriblemente endeudada, ha perdido crédito internacional.

Por otra parte, las refinerías están en el suelo, Venezuela se ha convertido en un importador neto de 200.000 mil barriles de gasolina de los Estados Unidos y cada día está importando más productos de consumo masivo.

Importando se corría la arruga, pero llega el momento en que ya no es posible seguir haciéndolo, porque el déficit fiscal es muy grande, los dólares no alcanzan y para remate de remates, la producción petrolera está decayendo.

La industria petrolera está produciendo menos, incluso el mercado más seguro y de más pronto pago que tenía el norteamericano, lo está perdiendo. En este momento está exportando a Estados Unidos ni siquiera 800 mil barriles diarios cuando antes la exportación era de millón y medio.

Cuando llega el racionamiento no es transitorio

Las perspectivas del racionamiento son muy graves, si nos vemos en el espejo cubano. La libreta de abastecimiento lo que hace es eternizar el problema y profundizarlo. Por eso es que en aquel país ese sistema implantado hace 51 años ahora están tratando de reducirlo y acabarlo, para promover la inversión privada.

No aceptes tú, como periodista, que te vaya a salir alguno de estos petimetres burócratas a decir que lo comenzado en Maracaibo es transitorio.

No es una caída estacional o debido al clima o a una circunstancia transitoria ocasionada por la caída de la producción de alimentos. Sencillamente, la economía agrícola, la agroindustria y la agricultura pura y simple se han caído estructuralmente. Las inversiones han desaparecido y no hay condiciones para que vengan. En esas condiciones estamos viviendo un retroceso y la libreta electrónica llegó para quedarse.
-¿Cómo sería posible que vinieran inversiones?

-En comparación con Cuba, Venezuela tendría mejores condiciones para hacerlo. El ministro Marino Murillo, un civil, por cierto encargado de la hacienda pública cubana, declaró que su país gastaba más de mil millones de dólares en financiar los rubros de la libreta de abastecimiento. Como eso es insostenible se estudiaba la manera de eliminarla
El cubano medio gana un dólar mensual o menos, pero se compensa con lo que llaman el salario social; es decir, reciben gratuitamente medicina, salud y educación.Tienen el subsidio de la libreta de abastecimiento y los comedores, donde comen 3 millones y medio de personas.

Raúl Castro, para atraer inversiones, está tratando de desarrollar el sector privado aceleradamente y ya ha comenzado a eliminar los comedores populares y reduciendo la libreta, para acabarla, porque es incosteable.
Por eso es que se aferra a Venezuela, que le está dando sin posibilidad de retorno 120 mil barriles de petróleo diario, además de otras ayudas. Se estima que anualmente le está entregando más de 5 mil millones de dólares, mucho más de lo que le daba la URSS.

Si no recibe la desproporcionada ayuda que le da Venezuela, el país naufraga por completo: todas las noches las luces apagadas, sin agua, sin comida, sin transporte; es decir, sería una situación catastrófica. No duraría más el Gobierno.

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