Un email para el poeta

Estimado poeta:
He estado reflexionando un poco sobre la relación Universidad-Estado en tiempos de “revolución” y mientras màs pienso la dupla problemática, contradictoria y hasta en cierto modo “antagónica” en no pocos momentos de nuestro devenir “quintorepublicano”; (tu sabes bien por què entrecomillo la palabreja) y me pregunto si lo que llaman “revolución” no ve con suspicacia y aprehensibilidad el pensar y reflexionar desde el nicho epistémico de la academia los problemas candentes que aguijonean nuestra destartalada nación, o lo que alguna vez en un tiempo borroso que nuestra memoria histórica se empeña en no obviar.
Querido poeta, la inflación no es una quimera ni una invención teratológica de unos seres que durante infinitas horas, mientras aspiran comprar una harina pan o un paquete de papel toilette, deliran elucubrando sobre la fenomenología de la estructura molecular de los anillos de pensamiento abstracto de Mario Silva.
Ayer mismo poeta, en plena clase de postgrado escuchè una barrabasada de un talibán “marxista leninista pensamiento Mao Tsè Tung” de esos de la Universidad para adentro que nosotros llamábamos en tiempos de la heroica toma de la antigua Escuela Nacional de Enfermerìa Dr. Francisco Suàrez, en la Maracaibo de los iniciales años ochenta, te acuerdas?, El Frer? Y el condiscípulo en cuestión abrió su bocaza para decir que el “paro universitario” era una acción desetabilizadora de la derecha fascista y tal; que el gobierno “revolucionario” (comillas mìas poeta) hacìa labor de patria ofreciéndole a los profesores universitarios, como parte de la oferta “contractual” posibilidades de adquirir carro y vivienda al profesorado universitario venezolano.
No me jodas poeta! Y pensé en ese momento en lo que le diría un profesor a sus hijos cuando los chicos le soliciten a sus padres profesores universitarios: – papi, tengo hambre! Y por respuesta tenga el crìo: – “alza la pata y come calambre, hijo”. No me jorobes el tuyuyito de nuestra Señora de Parìs poeta. Este es un gobierno que odia la Universidad poeta, porque como tù mismo me dijiste por un mensaje de texto, vìa celular, hace unos días: “el chavismo ve a la universidad como una cueva de conspiradores contrarevolucionarios”, y asì no se puede hacer revolución pana. Es necesario, entonces, no sòlo asfixiar la universidad, sino también cercar el ingreso per càpita de los fascinerosos profesores univeritarios en esta etapa de la instauración del proyecto socialista y bolivariano. Para el chavismo-madurismo-cabellismo, la èlite docente universitaria es hoy la viva representación de la nefanda èlite meritocràtica de la Pdvsa de los tristemente cèlebres años 2002 y como tal debe ser tratada; es decir, cero privilegios salariales y plan por ese culo al màs rancio estilo stalinista, camarada poeta.
Bueno querido hermano, estas líneas tenìan un propósito y mira por donde me fuì pana;  querìa hablarte de la universidad y el Estado  y terminè hablando del país y sus insondables abismos; de los vértigos y las nàuseas político-sociales del paradigma bolivaresco en la época de los “afros con el comandante Marcus” y sus deliriuns-tremens de la quimérica Aby Ayala y sus peroratas nostálgicas-melancòlicas de las cimarroneras venecubanas en Fuerte Tiuna.
Coño poeta, te dejo broder, están tocando el timbre y parece que es el SEBIN loco…