Para recordar: “Entonces Dios contempló todo lo que había hecho, y vio que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana, el día sexto” (Génesis 1:31).
Cada 05 de Junio se celebra el día del ambiente, pero resulta antagónico, contraproducente y hasta alegórico que se pretenda cuidar la tierra y por otro lado, como humanidad, la estamos destruyendo; peor aún, da la impresión que algunos prominentes científicos están empeñados en borrar de la mente, de nuestra vista, en desaparecer de los libros, que hay un Creador de este mundo; el cual estamos tratando de preservar.
Podemos afirmar: Que si no conocemos, apreciamos y queremos a quién hizo nuestro planeta, tampoco podemos cuidar lo que hizo.
Celebrar un día de la tierra, del ambiente, del agua, del árbol, sin tomar en cuenta que hay un Creador, es como olvidar el día de nuestro cumpleaños, que tenemos un Dios que nos da la vida y unos progenitores que nos engendraron.
Cuando la Biblia nos presenta a Dios como creador, como lo dice el texto para recordar, señala que Él hizo los cielos y la tierra en seis días y no es algo figurado, ni alegórico, sino literal. Y dice: “… y vio (Dios) que era bueno en gran manera”; y con ello, no debemos desconocer que fue el pecado que trajo las espinas, las plagas, el dolor, el deterioro del planeta en general y no la mano de Dios.
¡Alegrémonos! Porque todavía observamos cosas tan bellas, y hasta perfectas (como lo demuestran los matemáticos con el “número phi, el 1,66) que nuestro país tiene todo lo que la naturaleza puede ofrecer a la humanidad.
Cuidar el ambiente, no solo se trata de evitar quemar, o de no tirar basura en la calle, incluye tantos aspectos como: la contaminación sónica o no dejar que los perros (las mascotas) defequen y dejemos el excremento tirado en suelo, por ejemplo.
Los “días de:”, se parecen a las efemérides o nuestro aniversario que celebramos cada año. Si hay un día del ambiente, de no fumar, de la tierra, es como hacer un día de parada, para continuar otros 364 días haciendo lo contrario.
¿Qué sucedería si en lugar de celebrar un día de la tierra, del ambiente, cada año, se hace cada semana? En la Biblia dice que Dios hizo la tierra en seis días y el séptimo (sábado) descansó, entonces ¿por qué no dejamos descansar la tierra cada siete días? No es algo alegórico, ni imaginario, es algo real. Una semana tiene siete días desde la creación; el sol, el tiempo, el viento, el agua son los mismos, aunque más deteriorados y repetimos: Dios no es el culpable.
Una persona daña el ambiente y pasa inadvertida, pero si pensamos que hay millones de habitantes del planeta haciendo lo mismo, se multiplica. No hay mucha diferencia entre carros pasando aceite o quemando gasolina o gasoil, como la gente echando humo al fumar; y si lo multiplicamos, serían varios millones de litros de humo contaminando el aire que respiramos.
Usamos alegorías porque pretendemos “dar una imagen a lo que no tiene imagen para que pueda ser mejor entendido por la generalidad. Dibujar lo abstracto, hacer “visible” lo que solo es conceptual, obedece a una intención didáctica. Por ejemplo: Una mujer ciega con una balanza, es alegoría de la justicia… (Tomado de: es.wikipedia.org). No obstante, hablar de “los días de:” en la tierra, es casi una alegoría.
El término ambiente puede tener dos o más sentidos: 1) Del entorno o realidad 2) Del medio, hábitat o naturaleza.
¿En qué clase de ambiente estamos viviendo? Los políticos, inclusive algunos religiosos, hablan de paz, pero botan espuma por la boca para ofender y maltratar a sus congéneres; se habla de poseer una “gran economía” pero hay un pueblo mal alimentado, por no decir desabastecido; predican de independencia en todos los sentidos, y hay más esclavitud que antes de ser abolida; hablan de adelantos científicos para buscar el origen de la tierra y cada vez más se alejan del autor de la naturaleza, la cual ellos mismos investigan.
Entonces, aumenta el “pintar a Dios en la pared” (olvidarlo) mientras se incluyen más días que celebrar en pro de la tierra. Aunque no estemos celebrando el día al árbol, no deberíamos callar algunas palabras que escribió su autor, Alfredo Pietro y música de Miguel Ángel Granado, que dice: “… jamás olvidemos que es obra de Dios”.
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