Habitantes y usuarios del este de la ciudad, en la avenida Río Turbio con calle L-9 de El Pedregal I, siguen padeciendo por la gran cantidad de agua que se acumuló desde el pasado lunes en esa vía debido a las lluvias que cayeron en la ciudad. El sol que reinó durante el día de ayer no acabó con el agua que permaneció en el sitio debido a la falta de un sistema de drenaje eficiente y a una actuación de un organismo del Estado que pudiese restablecer la normalidad en la vía.
La impresionante imagen que fue publicada en este diario da cuenta de la profundidad de la cantidad de agua que reposa en el sitio, tanto así que habitantes de las zonas aledañas sacaron una lancha como forma elocuente de protestar ante tal situación. Sin embargo, según cuentan los residentes del sector y los usuarios constantes de la vía, esta imagen se repite cada vez que sobre la ciudad cae una lluvia moderada. Imagen que empeoró el pasado lunes por la magnitud del aguacero.
Hildegar Páez reside en una residencia que se encuentra a escasos metros de donde se acumula el agua. Explica que desde hace mucho tiempo, el sistema de drenaje de ese sector no funciona de manera adecuada, lo cual ha provocado estos malestares. Sin embargo, retrata la vecina, desde los inicios de la construcción de un edificio en el lugar, la situación ha empeorado debido a la falta de trabajos que hayan adecuado la densidad poblacional y las condiciones de terrenos a las nuevas exigencias.
En la mañana de ayer, varios carros emprendían una aventura que los podría llevar, en el mejor de los casos, a atravesar el ‘lago’ de manera exitosa y proseguir su camino, otros lograban salir de las aguas pero quedaban accidentados al otro lado de la orilla, y otros tantos, daban marcha atrás en busca de caminos alternos. En todo caso, los más afectados son quienes día a día deben llegar a un edificio cercano, donde el agua de lluvia obstruye el paso del portón principal y acceso directo al estacionamiento del complejo. Allí, el pasado lunes, el agua ganó varios metros hacia dentro del edificio y los habitantes debieron abrir el portón de manera manual para evitar los daños en el motor eléctrico.