El fin de una era

Hace unos días, como prácticamente todas mis noches, cené, tomé un baño y me acosté en mi cama a ver las noticias del día, esperando simultáneamente el inicio de Buenas Noches, como un miembro más de la casa, algo cotidiano, que ya no hacía falta ni pensarlo, pues esperar la editorial del inicio del programa era algo ya rutinario en mi vida.
Pero ahora eso no estuvo más. Y caí en cuenta que era el fin de una era, era el fin de los late show políticos en mí país. No supe qué hacer, qué canal debía poner, pero más sorprendente aún, me di cuenta de cómo la política había transformado mi vida, era un venezolano más que no podía irse a la cama sin escuchar algo relacionado con el acontecer diario de la nación, me convertí en un consumidor de política que no puede terminar ningún tema de conversación sin relacionarlo con la situación venezolana.
El hecho fue tipo la caída del muro de Berlín, tratando de llevarse años de crueles diferencias entre socialistas, comunistas y capitalistas. Insisto fue el fin de un era; mayo fue el mes en el cual cayó el bloque de dos medios de comunicación, dos polos opuestos que marcaron antagonismo en Venezuela.
Ni la Hojilla ni Buenas Noches desvelarán más a la población venezolana. Sin duda, ambos programas formarán parte de la historia televisiva de este país, por su nuevo estilo de hacer televisión. Cierran un ciclo, ya nada será igual a partir de allí, porque ambos programas más allá de la opinión que cada quien tenga sobre éstos, integraron una ola convulsiva y catártica que ha perdurado 14 años, y que ha llevado a cada ciudadano desde sus posición a autoevaluarse y darse cuenta del rol que ha jugado en todos estos años de constantes conflictos.
La Hojilla fue un programa que nació en el 2004, tras ratificar a Hugo Chávez en el referéndum revocatorio, es decir, fue un programa que ayudó a cohesionar y dar impulso a un chavismo que se sintió poderoso luego que derrotó políticamente a una oposición que venía de luchar con un golpe de estado, un contragolpe y luego un paro petrolero que quebró a la población. Cómo no iba a querer Chávez a Mario Silva si aparte de perro fiel castrista, ayudó a radicalizar el chavismo y vilipendiar a la oposición venezolana.
Buenas Noches nació en el 2006, meses antes de las elecciones presidenciales que reeligen a Hugo Chávez por un segundo mandato. Quién pensaría que una joven reportera, un chavista arrepentido y un hombre del espectáculo y glamour, se transformarían en personajes influyentes, que hasta se convirtieron en imagen de las marcas más reconocidas. Fueron la piedra en el zapato para muchos en la burocracia roja, también consolaron y en parte moldearon al pueblo opositor en muchas oportunidades.
¿Qué vendrá ahora? Nada es eterno. Todo lo que sube baja en algún momento. Esperemos que así como pasó en la televisión, pase en otras cúpulas del poder. Siempre pensando en una Venezuela grande, justa y libre.