Muchas de las unidades incorporadas al transporte colectivo urbano, en especial el correspondiente al área metropolitana Iribarren-Palavecino, debido al estado en que se encuentran, no pasarían una revisión técnica en cualquier ciudad organizada.
Son frecuentes las quejas de usuarios por las fallas que a simple vista presentan las mismas, especialmente los populares “rapiditos”, sobre los cuales pareciera no existir control alguno.
“Iba en un rapidito y en una curva se abrió la puerta y por poco me caigo y me mato”.
“El asiento del rapidito me ensució el pantalón; le reclamé al chofer y lo que le faltó fue pegarme”.
“Estaba lloviendo y al rapidito en el que iba para Cabudare no le subían los vidrios y nos mojamos”.
Expresiones como esas son frecuentes entre las personas que por necesidad dependen de esas unidades para trasladarse a sus trabajos o a sus casas.
Y tiene razón el secretario general del Sindicato Automotor de Lara, Giovanny Peroza, al señalar que la Autoridad Metropolitana de Transporte y Tránsito Terrestre no tiene ningún control sobre ellos.
Las quejas son constantes, no sólo para los rapiditos sino también para algunas busetas con años en funcionamiento que merecen ser sustituidas por unidades nuevas, algo que agradecerían quienes se movilizan en ellas.
Pero, a pesar de la incorporación reciente de un lote de autobuses a algunas rutas y del alto número de busetas y carritos de cinco puestos los mismos resultan insuficientes para la gran cantidad de pasajeros que a diario se movilizan desde diferentes barriadas hacia el centro y viceversa.
“Nosotros vivimos en el oeste y como las calles están tan malas no pasan las busetas nuevas y eso lo aprovechan los dueños de carros viejos para cubrir el servicio y como no tenemos alternativa debemos utilizarlos o de lo contrario tendríamos que caminar mucho hasta llegar a la avenida que es por donde pasan los carros nuevos”, manifestó Francisco Suárez, un usuario.
Pero esa situación no se presenta únicamente en la zona oeste de Barquisimeto ya que en el norte los últimos años se han constituido varias líneas de rapiditos conformadas por autos y camionetas rancheras de todo tipo y modelo.
Son unidades propiedad de hombres, y también mujeres, que bajo el argumento de haber quedado sin empleo recurren a esa práctica para llevar el sustento a sus hogares.
“Tenemos que hacer algo porque es muy malo pasar hambre y que la pasen la esposa y los hijos peor”, dijo uno de los conductores.
La ruta Cabudare-Barquisimeto y la del casco urbano de la capital de Palavecino es otra de las zonas donde los últimos años han proliferado los rapiditos con la incorporación de todo tipo de vehículos.
Argumentan sus propietarios no disponer de recursos económicos para adquirir carros nuevos o al menos más recientes.
Igualmente, muchos de ellos saben algo de mecánica y tan pronto concluyen sus jornadas diarias se dedican a corregir las fallas que se hayan presentado durante los recorridos de las rutas.
Llama poderosamente la atención el que muchas de esas unidades funcionan sin las condiciones necesarias para la prestación del servicio de transporte que portan en sus parabrisas calcomanías de “Revisado”, emitida por la Autoridad Metropolitana de Transporte y Tránsito Terrestre.
Eso obliga a dudar del proceso de revisión al que, supuestamente, habría sido sometida la unidad para otorgarle el correspondiente permiso para transportar pasajeros.
“Lo bueno sería que cambiaran todos esos peroles por unos nuevos y entonces sí estaríamos de acuerdo con un aumento en las tarifas”, afirmó Suárez.
