¿Le gustan las canciones románticas? A mi también. Creo que hay canciones que realzan el valor del amor romántico y lo poderoso que es encontrar alguien para amar y ser amado de por vida y junto al cual desarrollar al máximo nuestro potencial. Pero hay muchas canciones que creemos que son románticas y sólo se trata de canciones de codependencia, describen una dependencia a otro, sea el novio, esposo, hijo, padre o madre, amigos o compañeros. Estas muestran que tu valor depende de la opinión de los demás.
Eso no es amor, es dependencia y produce problemas psicológicos y relacionales en todo nuestro entorno. El fruto del amor debe ser la paz y la alegría. Si no es así, algo anda mal.
Pero no solo son las canciones las que detallan la codependencia, también lo vemos en conversaciones, actitudes y acciones. Quiero que te preguntes: ¿Estoy asumiendo la responsabilidad por acciones de otra persona? Piensa en los siguientes casos: ¿Te avergüenzas por lo que hace algún miembro de tu familia?, ¿Inviertes una enorme cantidad de energías en mantener una imagen o un estatus? Por ejemplo:¿La madre perfecta, el buen hijo o la familia modelo?
He aquí un principio poderoso que te ayudará a mirar si lo que vives es amor o dependencia: “Todo relación de amor que no produce paz, sino angustia o culpa, está contaminada por la codependencia, es como una atadura, como algo que aunque sabemos que nos hace daño no podemos romper.”
¿Cómo es el verdadero amor?
El apóstol Juan describe muy bien como es el amor verdadero: “Y, al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta hacerse perfecto… En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios.” (1Juan 4:17-18 NTV)
El verdadero amor promueve el crecimiento mutuo. El fin de todo ser humano no es complacer siempre a otro o ser lo que el otro espera de uno, sino ser el reflejo de Dios para los demás, encontrando nuestro propósito particular en esta vida y desarrollar al máximo nuestro potencial: lo que Dios te creó para ser.
Piense en la chica cuyo novio sólo la usa como un objeto sexual, solo pasa tiempo con ella para acostarse y luego se va, pero ella se entrega para no ser abandonada y porque cree recibir amor de esa manera, ella busca inconscientemente en su novio el amor de su padre que la abandonó cuando se fue con su secretaria y se divorcio de su madre. Aun cuando es claro lo patán que es su novio, permanece allí para llenar su vacío, pero ese vacío crece más y más. El dolor en la codependencia es mayor que el amor que se recibe.Algo que alimenta su dependencia es que de niña ella se culpó por la partida de su padre, se dijo así misma “si me hubiese portado mejor y hubiese sido obediente, papá no se habría ido”. La falsa culpa al vivir el abuso emocional producto del abandono la llevan a autocastigarse buscando este tipo de relación. Ella está en una relación por temor a no ser abandonada por segunda vez, la mueve el temor, no el amor. Su valor está basado en el hecho de que este odioso permanezca o no con ella, le da mucho poder a otra persona y no se reconoce como alguien valioso a los ojos de Dios.
Cuando haces tuyos lo sueños de otro
El codependiente hace suyo los sueños de otro, pretendiendo que el otro haga suyo los sueños de él, por ello se frustra. Por ello manipula y a la vez se vuelve un masoquista permitiendo que otros pisoteen sus valores. Se permite tanto que no reconoce el abuso cuando lo sufre. Por ello necesita del apoyo de otros para ver las cosas que ha negado ciegamente durante mucho tiempo.
La codependencia a la vez es idolatría: colocar a otra persona o cosa en el lugar que sólo a Dios le pertenece. Al no producir paz interior ni crecimiento espiritual, no lleva a la felicidad.Crea amargura, angustia, enojo y culpabilidad irracional.
Como lo describe mi hermano el psicólogo Álvaro Rea: “Una de las características de la persona dependiente es que no confía en la otra persona a la que trata de influir. Esto lo demuestra persiguiéndola, tratando de controlarla, diciéndole lo que tiene que hacer, en fin se vuelve sobreprotector: aparenta ser amor, pero es egoísmo, mutua destrucción, miedo, control, relación condicionada: «Te amo si cambias»; «Si no haces lo que digo, te recrimino, te persigo, me siento tu víctima.»
Saliendo de la codependencia y del masoquismo
Si estás permitiendo que otras personas te abusen o maltrate, o estás llevando la responsabilidad por la vida desordenada de otros y deseas salir de esta condición comienza dando pasos de toma de conciencia, reconociendo y admitiendo lo que sigue:
La situación familiar, el miembro de la familia y otro gran trauma de la vida que le impulsó a desarrollar tendencias masoquistas y a dejar que otros egoístas le maltrataran:
• Las mentiras de autocondenación que se ha dicho a través de los años.
• Los sentimientos de falsa culpa que conforman su base emocional.
• La pobre autoestima que tiene en relación con lo que siente.
• El dolor emocional que necesita expulsar.
• Los agentes adictivos (sustancias, actividades y relaciones) que ha usado para aplacar el dolor. Con mucha frecuencia este ha sido el dejar que los más egoístas lo maltraten de diferentes maneras.
• La seudo anestesia que contradictoriamente ha sentido al permitir que la gente le maltrate.
• La caída, como el precio que he pagado, debido a sus tendencias masoquistas.
• Los valores personales que ha violado al enredarse en los hábitos inmorales y destructivos de la adicción o al dejar a los más egoístas se sirvan de usted.
• La verdadera culpa que siente, y que abiertamente desea confesar a Dios. Un ejemplo de ello, es cuando usted ha roto sus valores y los principios de Dios, sólo por complacer a otra persona.
Decide basar tu sentido de autoestima en lo que dice Dios de ti y lo que dicen las personas que te brindan amor y apoyo. Esa es la clave para desarrollar un verdadero amor. Fundamenta tu autoestima en lo que Dios piensa de ti, no en lo que otros te dicen. El mayor estimulo lo consigues en quien te creó. «El estímulo es el oxígeno del alma, además hace brotar lo mejor de las personas» John Maxwell.
Sólo Jesús puede tomar tus sueños, cuando tú buscas hacer su voluntad. Ser dependiente de Jesús, es la única dependencia que funciona. No permitas que nadie te maltrate, no coloques a nadie en el lugar que solo Dios merece. Esfuérzate y hazlo. Twitter: @reajoseSi deseas saber más sobre este tema visita: www.LBNE.org