La vieja carretera Carora-Barquisimeto, recordada por sus más de 300 curvas, por años fue una de las más transitadas del país por quienes se dirigían del centro al occidente o viceversa.
Con la apertura de la nueva se pensó que el gobierno le conservaría como una vía alterna ante cualquier cierre de la otra por derrumbes o accidentes.
Lamentablemente eso no ocurrió y poco a poco las llamadas “curvas de San Pablo” quedaron en el olvido para los funcionarios encargados de la vialidad en la región.
A quienes la transitaron durante años no puede menos que provocarle malestar observar el estado en que se encuentra por falta del debido mantenimiento.
Apenas se mantiene en regulares condiciones el tramo entre Carora y Puente Torres pues de allí en adelante resulta un sacrificio pasar.
Desde ese puente hasta Padre Diego, pasando por San Pablo, el viajero se encuentra con numerosas fallas de borde que impiden el normal desplazamiento de los vehículos.
A pesar de esas fallas continúa siendo la vía utilizada por habitantes de caseríos como Palo de Olor, Puente Torres, Cascajales, La Peñita, Pozo Guapo, Turturia, San Pablo, Los Yabos y Piedra Colorada.
Son trabajadores del campo que salen con sus productos agrícolas hacia los centros de distribución en Carora y Barquisimeto.
“Esta carreterita debieran arreglarla un poco antes de que se termine de caer, pero sólo se acuerdan de ella cuando cierran la otra”, dijo un campesino que se desplazaba en una bicicleta.
En realidad existen unos tramos donde la capa de rodamiento ha quedado reducida a un canal debido a enormes hundimientos y conforme transcurren los días el espacio se acorta, sobre todo por el paso de camiones cargados.
Cuando por alguna circunstancia cierran la principal son muchos los viajeros que vuelven a las “curvas de San Pablo” a pesar del riesgo que eso representa, en especial en horas de la noche cuando se reduce la visibilidad y los delincuentes aprovechan que los conductores deben reducir al mínimo la velocidad de sus vehículos por el mal estado de la vía.
Ya se ha planteado la posibilidad de que, una vez rehabilitada, sea convertida en una ruta turística o del recuerdo para aquellos que por años la cruzaron frecuente o esporádicamente, tomando como punto de reunión el caserío San Pablo, donde aún quedan vestigios de lo que fue hasta hace algunos años.
En varias oportunidades se ha escuchado a voceros del gobierno anunciar un plan de recuperación de la antigua arteria vial, pero todo se ha quedado en promesas y lo que está convertido en una trocha cada día se deteriora más.
Vecinos de algunos de los caseríos ubicados en los alrededores de la carretera están planeando reunirse para dirigirse a Caracas y solicitar del Ministerio de Tránsito Terrestre un programa de recuperación, tomando en cuenta la necesidad que ellos tienen de la vía.
Mientras tanto, aspiran a que la gobernación de Lara, desde el organismo correspondiente, lleve a cabo algunos trabajos para mejorar algunos pasos donde se han registrado deslizamientos de la capa de rodamiento o de tierra.
Igualmente consideran necesario activar un patrullaje por parte de la policía o de la Guardia Nacional para brindarle algo de seguridad a los usuarios de la vieja carretera pues con frecuencia son víctimas de los delincuentes que la han tomado para cometer atracos y llevarse camiones cargados con productos del campo o dinero y prendas de conductores y pasajeros de los vehículos.