Del Guaire al Turbio … Y chícora… y coa

Una amiga me dijo este dicho popular: “Cuando veas a tu enemigo cavando su propia tumba… ¡no le quites la pala!” Tanto me gustó que le agregué: ¡dale también el pico! Claro, lo dije pensando… pensando… ¡bueno ustedes saben en quién estoy pensando!
Venezuela es un solemne disparate. La convirtió en esto el ilegítimo difunto y sus “herederos” se empeñan en continuar la obra. El Pírrico Írrito no pega una. Si yo fuera la Pelo Lindo le pondría un tirro en la boca. Sobre todo que no nombre ningún lugar geográfico porque terminará cambiando el mapa de Venezuela, de América y del mundo. Menos que hable de cifras, pues 100 millones de indios para matar los conquistadores suena mucho, todavía estarían matando. ¡Y eso de declarar que conoce muy bien la identidad de los empleados públicos que no lo votaron y amenazarlos! ¡Ay, boca floja, te va a indigestar esa aceptación del fraude electoral que te acabas de merendar!
Para meter la pata es estupendo: en el momento más inoportuno, cuando pobres y damnificados están desde hace años esperando una vivienda gratis, prometida por el demagogo anterior, sale ahora de golpe y porrazo a advertirles que tienen que pagarla. En eso estoy de acuerdo, no debemos aupar a un Estado “Don Regalón” porque terminará por propiciar un pueblo manganzón. Bueno, ya lo están propiciado, porque el reparto de dinero, electrodomésticos y otras prebenda con fines electorales, son sólo una limosna para seguir sin trabajar. En cambio han cegado todas las fuentes de empleo al destruir el agro y la industria con las expropiaciones e invasiones. Empleo, trabajo, es lo que necesita el soberano que esta gente ha convertido en una crianza de vagos. Si alguien o algo ha hecho daño al pueblo venezolano es este régimen que se llena la boca –y los nombres de los ministerios- con la muletilla “del poder popular”. Mentira, pura mentira, es un régimen absolutamente enemigo del pueblo. Lo quiere llevar a arrastrarse de hambre para dominarlo. El método es archi conocido, lo han empleado todos los gobiernos dictatoriales siguiendo el ejemplo monstruoso del “padrecito” Stalin: bajo su bota fallecieron famélicos millones de campesinos rusos.
¡Qué lindo el Pírrico Írrito diciéndole al más exitoso industrial de Venezuela, curtido en el trabajo productivo, creador de riqueza para el país, que se ponga a trabajar! ¡Qué riñones! ¿Con qué moral un ex dirigente sindical, reposero por antonomasia, le habla así a todo un hombre de empresa?
¿Cómo cree este tipo que se desarrollan y crecen esos emporios de riqueza? ¿Dinero heredado? Tal vez, pero si lo heredado no se trabaja pronto será dinero perdido. Y lo más estúpido: insinuar que ese rico empresario lo que quiere es, ¡ser presidente de la república! No, si se me agotan los signos de admiración. ¿Presidente de Venezuela para qué? ¿Para lidiar con un país en bancarrota, quien tiene unas empresas en gran bonanza?
El Pírrico Írrito debe creer que ser presidente es una gran cosa para viajar en cómodo avión, con gran séquito y ocupar todas las habitaciones de hoteles de 5 estrellas. Un próspero empresario, se puede dar todos esos lujos, si quiere, pero no los necesita para ser y sentirse alguien. Eso queda para los recién encumbrados.
El desgobierno se desmorona. Hasta uno de sus voceros más tristemente célebre por su lenguaje soez, ofensivo, despiadado y calumnioso contra los opositores, se le voltea y saca toda la podredumbre que él bien conoce, ¡vaya salto de talanquera! Por eso, si los personeros del régimen están cavando su fosa, no sólo no hay quitarles la pala, ni el pico -ya previstos-
sino agregarles en expedito regalo la chícora, la coa y algún otro digno instrumento para “una ayudadita”. Como diría Ramón Hernández en El Nacional: vendo barato aperos para cavar y sepultar.
Lapsus calami: pido excusas porque en mi artículo anterior, “Le entrego mi confianza”, escribí que Mussolini y la Petacci fueron colgados en las calles de Roma, No es cierto, fue en Milán, en abril de 1945.