El cambio de la línea editorial de Globovisión para «ampliar» su espectro «informativo y de opinión» es un paso «positivo» en una polarizada Venezuela, pero no garantiza el equilibrio noticioso, señalaron este martes analistas consultados por la agencia.
En términos parecidos se pronunciaron algunos periodistas de la cadena de noticias, históricamente muy crítica de la «revolución» instalada en Venezuela por el fallecido presidente Hugo Chávez, quien solía llamarla «Globoterror».
Globovisión fue vendida este mes a tres empresarios venezolanos por su fundador, Guillermo Zuloaga, quien argumentó que el canal se había vuelto «inviable» política y económicamente en la Venezuela socialista.
Las millonarias multas aplicadas en los últimos años por el ente regulador de las telecomunicaciones, así como los expedientes administrativos abiertos a la cadena por informar en directo, por ejemplo, de un motín carcelario, la llevaron a esa situación, explicó Zuloaga, prófugo de la justicia y quien vive en EE.UU.
En los últimos días personal de la cadena ha renunciado, entre ellos algunos periodistas que denuncian que hay «censura», lo que la nueva directiva rechazó y atribuyó a una campaña de «desprestigio» impulsada por «sectores extremistas».
«La Junta Directiva no ha vetado a funcionario o dirigente político alguno en la pantalla de Globovisión. Por el contrario, la política editorial del canal consiste en ampliar su línea de información y de opinión a todas las voces del país, sin discriminación alguna», indicó un comunicado de la cadena.
Al confirmar su salida de Globovisión este lunes, el periodista Kiko Bautista, dueño y uno de los conductores del popular programa de opinión Buenas Noches, criticó la orden de no transmitir en directo los discursos de los políticos de oposición ni tampoco los de Gobierno.
El líder opositor Henrique Capriles se quejó el jueves pasado porque Globovisión no transmitía en vivo uno de sus actos oficiales, como tradicionalmente había hecho.
«La cobertura de un determinado dirigente o partido político no puede estar determinada por lo que decida un grupo privado de interés. Ningún medio de comunicación social está obligado a transmitir en vivo», respondió la cadena en su comunicado.
Globovisión hizo un llamamiento «a los actores sociales y políticos para que excluyan» al canal «del debate político», porque «los medios de comunicación no son partidos políticos» sino «cronistas de la sociedad y se deben a todas las voces de la misma».
«La realidad del país demanda y exige de Globovisión otra tarea», aseguró Leopoldo Castillo, la cara más visible del canal y conductor del más reconocido de sus programas, el vespertino «Aló Ciudadano».
Castillo, quien ha sido incluido en la dirección de la cadena por los nuevos dueños, habló en un editorial de la necesaria búsqueda de «entendimiento» y «reconocimiento mutuo» entre el oficialismo y la oposición tras las elecciones presidenciales del pasado 14 de abril, que nuevamente dibujaron un país extremadamente polarizado.
El oficialista Nicolás Maduro ganó los comicios con un margen de 225.000 votos (1,49 %), un resultado que Capriles, su rival en los comicios, no reconoce e impugnó ante el Supremo, que aún no se ha pronunciado al respecto.
«Todo cambio es difícil (…) sé que en el país hay un desbalance informativo y los medios públicos se han convertido en propaganda y descalificación, pero no puede ser Globovisión la trinchera de enfrente», añadió Castillo.
El analista Carlos Correa, director de la organización no gubernamental Espacio Público, dijo este martes que el cambio de línea editorial en Globovisión es «importante y positivo», siempre y cuando no afecte la libertad de los periodistas.
Correa atribuyó a ese cambio editorial el que este martes, por primera vez en años, un ministro haya dado una entrevista a Globovisión, como fue el caso de la titular de Salud, Isabel Iturria.
Resaltó el «desequilibrio absoluto» que existe en el ámbito de la comunicación en Venezuela, que, dijo, se expresa especialmente en los medios públicos, que son mecanismo de propaganda oficial.
Nada indica que esa situación de desequilibrio muy notoria en los medios públicos vaya a cambiar, añadió el director de la ONG.
Correa añadió que la venta de Globovisión fue el resultado de un proceso que incluyó el cerco político y económico por parte del Gobierno, que aumentó su poder discrecional sobre los medios de comunicación al reducir de 20 a 5 años las concesiones para las emisoras de radios y televisión.
La concesión de Globovisión vence a mediados de 2015, recordó el analista.
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