Tras el revés sufrido en semifinales de la Liga de Campeones ante el Bayern de Múnich, flamante campeón del torneo continental, el Barça no ha tardado en volver a resurgir: el anuncio oficial del traspaso del brasileño Neymar en la madrugada del domingo muestra claramente el deseo azulgrana de volver al primer plano de la escena europea.
El fichaje del fenómeno brasileño le da al Barça ventaja sobre el Real Madrid en la carrera por buscar las figuras que le permitan recuperar la hegemonía en la escena europea, tras su caída en semifinales de la Liga de Campeones.
En esta carrera de «rearme», los azulgrana han disparado primero ganando el pulso que habían entablado con los blancos por Neymar, de 21 años, quien finalmente decidió personalmente fichar por el Barça.
El traspaso puede ser interpretado como un revés para el presidente merengue, Florentino Pérez, deseoso de lograr lo antes posible un golpe de efecto que permita olvidar el fracaso de Mourinho en Madrid.
En esta lucha por el jugador brasileño, probablemente el nombre de Messi, considerado el mejor jugador del mundo, y la «marca Barça» hayan pesado en la decisión de Neymar en favor de los azulgrana.
Aunque la oferta azulgrana era atractiva – alrededor de 28 millones de euros para el Santos, más los 10 millones pagados como anticipo y 7 millones de euros anuales de salario para Neymar – el Real Madrid contraatacó con otra oferta, de unos 35 millones de euros, según la prensa española.
Sin embargo, ante los cantos de sirena del Madrid, Neymar parece haber preferido la seguridad de ser compañero del cuádruple Balón de Oro argentino, uniéndose además a un club cuyos éxitos en Liga de Campeones son más recientes que los de los blancos (2009 y 2011 frente a 2002).
Los tira y afloja de Mourinho con su vestuario, que acabaron con la separación del portugués del Real Madrid, tampoco han debido ayudar mucho a los madridistas en el asunto Neymar.
Queda por ver cómo será la convivencia con Messi, ya que si es muy probable que el nombre del argentino haya servido para atraer a Neymar, no está todavía claro que estas dos estrellas se entiendan.
La «Pulga» no está muy acostumbrada a compartir las responsabilidades en ataque, aunque ya ha mostrado su satisfacción por la llegada de uno de sus rivales en el Mundial del próximo año en Brasil y la tendencia de Neymar a jugar en un lado puede ayudar a que los aficionados vean a estas dos estrellas evolucionar juntas sobre el césped.
Johan Cruyff, exjugador y exentrenador del Barcelona, tiene, no obstante, algunas dudas: «no pondría dos capitanes en el mismo barco», aseguró.
Auténtico golpe mediático, el delantero brasileño debe ahora seguir demostrando sus habilidades en Europa, ya que, aunque imparable en Brasil (137 goles en 221 partidos), aún no se ha enfrentado a las defensas europeas, con fama de más organizadas y rápidas.
No sería la primera vez que un jugador del otro lado del Atlántico, considerado como una futura estrella mundial, acaba decepcionando al pisar suelo europeo, como les ocurrió a Robinho o Pato, dos brasileños que han tenido rendimientos por debajo de lo esperado en el Viejo Continente.
Pero Neymar parece dispuesto a aprender y a escuchar a sus mayores, que, como Pelé, le han aconsejado que cruce el Atlántico para foguearse en Europa.
