La oposición siria reanudó el sábado sus conversaciones para cerrar sus divididas filas, algo crucial para el lanzamiento de una conferencia internacional de paz, y fuerzas del Gobierno presionaron con su arremetida contra una ciudad en manos de los rebeldes para tratar de tener la ventaja en la guerra civil.
Un fracaso en la unión de la oposición podría debilitar la mano de los patrocinadores de la conferencia, Rusia y Estados Unidos, para terminar con el conflicto en Siria, que ha acabado con la vida de 80.000 personas y amenaza con propagarse fuera de sus fronteras y dar pie a un conflicto sectario más amplio.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos y Rusia tienen previsto reunirse el lunes en París para discutir cómo llevar al presidente sirio, Bashar al-Assad, y a la oposición a conversaciones de paz en Ginebra que las potencias mundiales propusieron en conjunto.
Mientras los líderes de la oposición se reunían en Estambul, las fuerzas de Assad reforzadas por combatientes del grupo guerrillero libanés Hezbollah usaron artillería pesada y fuego de tanques el sábado para tratar de capturar más territorio en manos de rebeldes en la ciudad fronteriza de Qusair, dijeron fuentes de ambas partes.
Siria se está convirtiendo en un conflicto subsidiario entre el Irán chií, que respalda a Assad -cuya fe alauita se deriva del Islam chií-, y estados Arabes como Arabia Saudita y Qatar, que respaldan a los enemigos mayormente suníes de Assad.
George Sabra, el jefe en funciones de la opositores Coalición Nacional Siria, dijo que miles de combatientes de Irán y Hezbollah están involucrados en el ataque en Qusair, cerca de la frontera con el Líbano, y en batallas en la capital, Damasco.
El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, dijo que su grupo permanecerá en la guerra en Siria «hasta el final del camino» y que llevará la victoria a su aliado Assad.
«Seguiremos hasta el fin del camino, aceptamos esta responsabilidad y aceptaremos todos los sacrificios y consecuencias esperadas de esta posición», declaró Nasrallah en un discurso desde una localidad no revelada y transmitido por televisión el sábado.
«Nosotros seremos los que llevemos la victoria, si Dios lo quiere», agregó.
Se estima que las fuerzas de Assad habrían capturado dos tercios de Qusair y que tendrían mayormente rodeados a los rebeldes. Pero el precio fue alto y los rebeldes insistían en que estaban impidiendo mayores avances.
Los insurgentes consideran que la batalla de Qusair es crítica para mantener las líneas de abastecimiento transfronterizas y negarle la victoria a Assad que, temen, pueda darle la ventaja en las posibles negociaciones de paz del mes próximo.
La opositora Red Siria para los Derechos Humanos dijo que 73 personas murieron a manos de las fuerzas de Assad, mientras que el activista opositor Adib Shishakly aseguró que Nasrallah había perdido a 75 combatientes en la batalla por Qusair y que los defensores rebeldes estaban haciendo «un trabajo excelente».
En tanto, la cifra de fallecidos en la ciudad de Trípoli, en el norte del Líbano, llegaba a 25 el sábado, en el séptimo día consecutivo de enfrentamientos entre facciones alauitas y suníes que respaldan a lados opuestos en la guerra de Siria, dijeron fuentes de seguridad.