Desde mi cátedra Seis décadas de papado (I)

Para los católicos, y a la vez quienes tenemos curiosidad por los hechos trascendentes de nuestra Iglesia, conocer su historia y la de los Papas, nos llama poderosamente la atención, para la comprensión de su evolución en el tiempo.
El primer Papa del que tuve conocimiento fue el Cardenal Eugenio Pacelli, quien asume el solio de San Pedro en 1939, es elegido por unanimidad en primera votación y tomó el nombre de Pio XII. Catalogado de gran diplomático, realizó un esmerado esfuerzo por la paz, en tiempos de la II Guerra Mundial, y en los primeros 16 meses hizo innumerables llamados públicos a favor de la paz mundial. Tarea nada fácil para el Papa, quien procuró mantener un contacto equilibrado con todos los países involucrados. Otro reto que enfrentó con coraje y convicción fue su posición frontal al comunismo, al que consideraba enemigo del catolicismo; a tal punto que decretó en 1949 declarar la excomunión a todo católico que fuese comunista o les diera apoyo.
En 1958 muere Pio XII, y le sucede Angelo Roncalli, Cardenal de Venecia, quien toma el nombre de Juan XXIII, y se inicia con el principio de resaltar el bien, en vez de estar condenando permanentemente el mal; asume el papado en plena etapa contemporánea, mediados de siglo, por lo que se plantea lo que él llamó un “aggiornamento”, es decir, la actualización y renovación de la Iglesia, de ponerla a tono con el tiempo contemporáneo que describió en su encíclica Mater et Magistra, y logró alcanzar varios objetivos, sin resquebrajar la disciplina interna de la Iglesia; marcó pauta para exigir mayor disciplina en el mundo clerical.
Entre sus decisiones más trascendentes está la de haber convocado con espíritu ecuménico el Concilio Vaticano II, que comenzó la tarea de “aggiornamento” de la Iglesia que anhelaba. Fallece el llamado “Papa bueno” en 1963, siendo su sucesor el Arzobispo de Milán Giovanni Montini, tomando el nombre de Pablo VI. Compenetrado con el ideario social y la intención ecuménica de su predecesor, condujo desde su función de máximo Prelado el Concilio Ecuménico II; y de los aspectos sobresalientes de esta Asamblea, definía el equilibrio de poder entre el Papa y sus Obispos al crear la colegialidad episcopal dejando establecido el Vaticano que los poderes del Papa no menguaban, mantenía su independencia y autoridad, es decir, un paso hacia la descentralización de las decisiones de la alta Curia.
El Concilio culminó en sus manos oxigenando a la Iglesia, con logros como darle importancia y relevancia al apostolado de los seglares. A su fallecimiento en 1978, le sucede Albino Luciani, primer Papa que adopta doble nombre, Juan Pablo I, en honor a sus antecesores. Su ejercicio fue efímero, muere a los 33 días, surgiendo conjeturas alrededor del deceso, en cuanto a que iba a denunciar a ciertos personajes “mafiosos” vinculados al Banco del Vaticano.
La Iglesia obvió tal situación y se convocó al conclave que elige como Papa al polaco K. Wjotyla, que adopta el nombre de Juan Pablo II. Larga trayectoria como Sumo Pontífice, casi 27 años; con una fuerza personal y el carisma irradiado se convirtió en líder universal por su visión profética y plural de la humanidad. Se dice de su influencia en la caída del Muro de Berlín; en su peregrinar le dio internacionalidad y pluralidad a la Iglesia; con su prédica permanente, con hechos y acciones contribuyó a mantener la llama por la paz y la unidad de todos los pueblos del mundo.
A su muerte en 2005, el conclave purpurado elige a J.Ratzinger, alemán, como nuevo Papa, tomando el nombre de Benedicto XVI ,considerado buen teólogo y conocedor de los intríngulis del Vaticano, y a los 8 años del pontificado sorprende a la Iglesia y al mundo con su renuncia, la cual está prevista en el Derecho Canónico. Actualmente la Iglesia pasa por oscilaciones de las que habrá de salir, sin que se vulnere los principios dogmáticos, éticos y morales. Tras dicha dimisión fue convocado el cónclave cardenalicio para la elegir al nuevo sucesor de Pedro; participando en el mismo 115 Cardenales, recayendo la designación papal por vez primera en un latinoamericano, el argentino Jorge Mario Bergoglio, quien adoptó el nombre de Francisco.
El nuevo Obispo de Roma nos transmite humildad, sapiencia y un halito esperanzador en la Iglesia Católica.
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